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lunes, 28 de diciembre de 2020

Inicié el año llorando y me propuse no derramar más lágrimas si iban a ser en vano. Vi a Parasite ganar el Óscar y al día siguiente me corté el cabello. 

Luego nos obligaron a permanecer en casa, así que me quedé sentado al borde de la cama y me puse a zurcir los pedazos que se me han caído. Se me ha roto un poco la cara, se me ha roto la calma y también se ha roto el corazón.

Me puse ebrio un par de veces, también me enamoré un par de veces. 

Me encontré teniendo conversaciones más duras conmigo, odiándome y sintiendo un gran amor también. 

No olvido, gracias a las imágenes y a las letras no olvido. Quién soy, de quién soy y para donde voy. 


lunes, 23 de noviembre de 2020

Tomás

Yo quería unir mis dedos rotos con los tuyos, enlazar las manos que tanto ha trajeteado la vida, ignorar el presente e irme de boca contra la avenida, pero la casualidad dijo que no iba a ser así. 

Ahora que lo nuestro ya no existirá, duele. Duele como una herida imprevista, una herida ligera y ardiente, de esas que lasceran sobre los dedos de las manos o que arden como pellejito insufrible.

Y es que duelen más las historias que no ocurrieron, las que se quedaron en veremos, las que idealizas y que abruptamente se apagan.

Voy a llorar por todo lo que no fuimos, porque te quise sin que lo supieras, porque me permití sentir mucho más y quebrar el molde de lo nuestro. 

La casualidad no quiso, y no será, pero que esto que ahora se ha apoderado de mi cuerpo sirva para alimentar la esperanza de que algo mejor vendrá. 

A veces despierto con ganas de pesar una vez más, pero hoy, decido ser leve. 

no estoy solo

 ¿solo? solo

¿seguro? sí, ¿a qué le tienes miedo?

¿solo? así es, solo. 

dudo, me pregunto, temo, lloro. pero es que si lo voy a hacer lo tengo que hacer solo, así es solo. caminar hacia adelante, saltar con miedo, aventarse al vacío y de ahí, pues vemos, pero sí, solo. 

¿solo? solo

¿seguro? hoy más que ayer, mañana más que nunca.

¿solo? sino es ahora, entonces cuando. 

sino hay excusas, sino hay más mentiras que elucubrar es el momento ya, porque aunque pienses que es estarás solo, no estas solo.

no estoy solo. 

viernes, 20 de noviembre de 2020

la bicicleta

me caí andando en bicicleta, me raspé el brazo y me salió un moretón en la pierna. olvidé mirar al frente y terminé de golpe contra la acera. 

husmeando en los moretones de mi cuerpo; observo que por dentro tampoco luzco bien, hoy me siento un poco podrido, un poco roto. mas bien sin ser parte. 

la constante sensación de sentir de más, pensar de más, querer de más. me aflige, y es que ya no se si soy yo o son los demás, pero aquí dentro se siente mucho más.

a veces me canso de escribir también, mis palabras son mis pensamientos y estos pensamientos son mi carácter. 

y ya hasta me caigo mal de sentirme mal por cosas que al parecer no importan para nadie, y ojalá tampoco importaran para mi. 

me caí andando en bicicleta, y lloré de dolor, pero también lloré por ti, por él, por ellos y quien sabe por cuantas cosas más. 




miércoles, 18 de noviembre de 2020

la estufa

la paquetería llamó a la puerta, dos hombres uniformados dijeron mi nombre, firmé unos papeles y dejaron el paquete frente a la casa. 

estufa color gris, marca mabe. hacía norte en veracruz y aire tibio golpeaba los árboles y mis mejillas.

después de unos días de sentirme agüitado, di de frente contra una realidad. no se trataba de la estufa, se trataba de irse, crecer y partir. 

correr sobre el pasto sin zapatos, aparecer a media noche borracho o llorar bajo las sábanas limpias. comer antojitos el fin de semana o mirar la tv a mediodía. 

no solo irme de aquí sino de muchos lados, de tantos brazos anhelados a medias, de la idea podrida de lo nuestro, del sufrimiento de mis yo fragmentados. 

le canto al electrodoméstico que es la imagen viva de mis sueños y dolencias, la catarsis hecha realidad. 

me iré pronto de aquí, de tantos recuerdos, de tantas cosas, de tantos yo que ojalá y me hayan servido para algo o tal vez para nada. 

y a la próxima que prepare frijoles negros, no seré otro, pero sí seré uno más de estos que soy yo. 

martes, 17 de noviembre de 2020

Lamento

Lloro por mi, nunca lloro por nadie más. Mis energías no caducan, siempre hay tiempo para algo más, para el trabajo, para el esfuerzo, para la tristeza.

Recibo a la época en este, mi lugar favorito, donde yace la idea de mi o de lo que se supone que soy yo. 

La música que narra mis historias, el colapso emocional y el ataque de realidad. No dejo de ser yo, aunque quiera. 




viernes, 13 de noviembre de 2020

los tibios

no se sentir de a poco, o caigo en la indiferencia o me entrego a la locura sin medida, así, sin medias tintas, como si del cuerpo se me escapara una energía imposible de contener. 

no es queja, más bien se agradece. no puedo ir por la vida sintiendo de a poquitos, de apariencias, pa' quedar bien. yo te quiero a lo bestia, te hago letras y fotos. te lloro por lo bueno y por lo malo, te extraño con canciones melancólicas de fondo. 

y reitero, no es queja, no espero nada, allá los demás, que le temen a sentir sin medida, a entregarse como sino hubiese nada que perder, como si estar vivo en si no fuese ya peligroso. 

en esta oda a mis emociones desbocadas pienso cuantas veces, cuantos rostros, cuantas noches a la luz de la luna llena me he sentido un caballo desbocado, anhelando derretirme sobre la arena, irme con el viento o fundirme con el mar. 

allá ustedes, los tibios, yo siento y soy feliz de sentir. 


jueves, 12 de noviembre de 2020

la barca

sobre la orilla de la playa, 

la noche es oscura, pero no violenta.

junto a la barca, se mecen mis dudas. 


tu voz, un canto a mi alma,

edulcorante sabor de la cebada.

la existencia de tu alma.


se me ha perdido nada,

lo he encontrado todo

en tu mirada agüitada.


lo sucio de tus risas, 

los zapatos mancillados,

las heridas de tus manos.


te pierdo de apoco,

te extraño en silencio.

lo alucino todo. 


otro día, 

poesía sintética,

las ruedas me guían. 






domingo, 1 de noviembre de 2020

halloween

pienso en Laurie, asustada por el demonio que la persigue, angustiada por la situación en la que se encuentra envuelta, ¿ella lo habrá provocado? ¿es su culpa? pienso para tratar de entender su situación. así que se arma de valor y toma la decisión, de enfrentarse a ella misma, al pasado que arrastra al terror de sus pesadillas. 

contagiado de emociones, vuelvo al lugar prohibido, quizá para probarme que he cambiado, que no tengo miedo, o tal vez solo para darme cuenta que soy un hipócrita.

pero no soy valiente y la vida me lo recuerda con un madrazo en la cara. miro mis manos cubiertas en rojo ardiente. jamás había visto mi sangre tan roja, tan viva. corro por las calles como Laurie, escapando del terror que le tengo a soltar, anhelando ayuda externa, pensando en todo lo que no soy, llorando. 

¿cuándo sentirá paz? habría que cortar mi cabeza. 

jueves, 22 de octubre de 2020

26

Nací junto al mar, a plena lluvia, y bajo un signo agua. Agua, siempre el agua. 

Me quedo cerca de la playa y me hablo a mí mismo sobre los lugares a los que solía ir, de las personas que nunca volví a ver, de las emociones que no he vuelto a sentir, y de las cosas que nunca pude hacer.  

Y hoy no quiero hablar de mi, sino de ellas y ellos. De tantos otros nombres y caras que no olvido, de las letras que hice, de las imágenes que están clavadas en mi mente, del salado de mi llanto y del calor de mis risas. De los recuerdos que se forman en mi mente. 

Ser yo, no se trata de mi, se trata de todos. 

Hoy estoy melancólico por todo lo que ya no tengo, pero también por lo que tengo, y también tengo estas palabras y tengo a mi melancolía. 


viernes, 9 de octubre de 2020

prietos

borracho pedí tu número telefónico, sorpresivamente me lo diste sin titubear como si pensaras que lo hacia muy a menudo o como si tuvieras toda la disposición de conocerme de verdad, ya nos conocíamos. te había visto en un par de reuniones y el día que te apareciste por ahí en la avenida, obvio no te saludé aquella vez, que pena. pero eran otras épocas, donde solo parecías alguien interesante. 

no tardamos en encontrar algo en común, supongo que eso pasa cuando irremediablemente algo tiene que suceder. un par de mensajes de texto, y ya. ya estábamos junto al mar, viendo las nubes, sintiendo el viento en la cara y hablando de lo malo y de lo bueno sobre la arena. siempre una cerveza de por medio. 

cabíamos en las heridas de tus manos o en mi indecisión evidente. era tan fácil decir las cosas y al mismo tiempo todo era extraño, como si estar ahí fuera pasajero, casi peligroso. entre una cosa y otra no hablábamos, nunca fuimos de enviar muchos mensajes, no era lo nuestro. 

contagiado de la melancolía y anhelando compañía otoñal vi luz salir de tu rostro, de tus ojeras, de tu voz quebrada. no esperaba sentirme así, tal vez no quería sentirme así, pero fue así, no lo planeé, más bien no lo deseé. 

y ahora que me has atrapado en tu risa sinvergüenza, no tengo de otra más que tragármelo todo, y vivir de las ideas que se asoman en mi cabeza. 

al final no eres más que pasajero, con fecha de caducidad, una evidente fractura que llegará tarde o temprano, no somos más que dos idiotas jugando al hedonista, dos prietos orinando en un callejón. 

jueves, 8 de octubre de 2020

imperfecciones y cicatrices

tenía la muñeca torcida, de lado, al caminar se le notaba que tenía el hueso como zafado. por las mañanas le apestaba la boca con un olor tan rancio que era imposible de ignorar. de tez morena, pero de un moreno tostado, como canela. en el vientre parecía tener una cremallera formada por las estrías que cubrían su piel. una herida en el brazo que podría ser de un accidente heroico, pero en realidad había sido un absceso. cortes en las manos como si eso lo hiciera más hombre. tenía la piel tan blanca que cuando se apenaba era evidente, y las rodillas chuecas, el cabello rizado, poco pelo, mucho pelo, incomprendido, tonto, profundo, vacío, egocéntrico, tímido. 

para siempre viven sumidos en la memoria, la imperfección de su piel, lo largo del cabello, como se sintió su abrazo, el timbre de su zov. únicos, irrepetibles, a todos les les lloré. viven en mi, para siempre. 


martes, 6 de octubre de 2020

certeza

Me siento sobre la cama para recibir la noticia del fin de los tiempos, el aire entra de golpe por la ventana y eriza mi mejilla. 

En la melancolía eterna de la habitación amarilla encuentro historias del ayer, de besos, de sangre, de risa y de miedo, de lágrimas y sudor, huelo fresas, huelo mierda. Parece otra vida. 

Y al volver a los recuerdos atesorados, no me lamento, no sufro, no los altero. 

Creo que voy a llorar, pero así como el aire, golpea en mi rostro la certeza de que todo estará bien. 


jueves, 24 de septiembre de 2020

Vergüenza

Vergüenza que te vean conmigo, que descubran lo nuestro y te señalen como el traidor. Sentir que golpean tu ego al mezclar la idea de ti, conmigo. 

Olvido el momento, a veces, pero nunca como se sintió.

Negar mi nombre, el hombre. Negar quien soy, si soy. Negar lo que sientes por mi. 

Vergüenza que te provoca mi piel, la idea de mi herencia, la suciedad de mi cuerpo. Mi risa chueca, mis piernas chuecas.

Olvido el momento, a veces, pero nunca como se sintió.

Y puedo ver a través de las gotas de tu sudor, y en tu sonrisa, la vergüenza que te provoca lo que sientes por mi. 

martes, 22 de septiembre de 2020

sentimientos de la nación

Declaro la libertad de mi alma, mi espíritu. Carcomido por tantas luchas que se han proclamado en mi contra, contra lo que soy. Reafirmo la bondad de mi corazón y anhelo la paz de mis emociones. 

Ojalá estas letras que escribo ejercieran poder sobre mi pueblo, que a veces me ama y a veces me odia, dependiendo de lo que convenga. Burlar al sistema bajo el cual nos regimos es una guerra continua, enfrentarse a los estigmas que se han configurado por siglos pesa depende del día. A veces duele, a veces no. 

Pero a pesar de vivir esclavo de mis incoherencias, me entrego con fervor a la esperanza de lograr mis sueños rotos, a la esperanza de ver a mi pueblo menos podrido. Me vuelvo siervo de las ideas. 


noche sensorial

Devorar la hierba santa como un acto catártico, olisquear tu rastro con perfume que dejaste en el aire. 

Una, dos, tres calles. Me muevo por la avenida con aire fresco en mi rostro y las nubes de la noche sobre mi. Descubriendo lo oportuno en el camino hacia lo adecuado. 

Palpita el alma, caña de azúcar con jugo de duraznos. Humo en el aire. Llegas a mi mente en la noche sensorial. 

En la espera de la nada, de lo nuestro que no se toca. No puedo parar. 

Humo, azúcar, moscos, la pelea de muñecas. 

martes, 18 de agosto de 2020

vengo del mar

vengo del mar, las olas me empujaron a la costa, soy agua salada, algas verdes y el sonido de las gaviotas, crecí bajo el ardiente rayo del sol y mi piel es tostada como la arena oscura. 

y soy mucho, me desbordo a lo largo de la costa, soy inmenso como el mar, y tan lleno de misterios como de alegrías.

colapso a veces como la marea, me riego, salpico, exploto y sacudo. reviento contra las rocas. 

quisiera sentir que voy a detenerme de pensar, de hacer, de ir hacia adelante y hacia atrás, pero no puedo dejar de moverme, no puedo a pagar mi mente, ni mis pensamientos. 

hay mundos dentro de mi, mi corazón está muy dentro, hago todo esto por mi. 

mi sudor es salado, vengo del mar. 







martes, 11 de agosto de 2020

agua y fuego

El agua corre, salpica, inunda mi rostro y me cubre en emociones del ayer. 

Miro en el mar las olas que golpearon contra mi.  

Se hace de noche sobra la playa, pero una fogata ilumina la marea. 

Las brazas iluminan mis palmas y mi pecho, queman la arena. 

Azotan las olas muy cerca de los juncos de madera. 

Somos agua y fuego en la noche veraniega. 

Elementos que esconden dudas y no dan respuestas. 

Siento el calor alrededor del fuego, refresco mis plantas en el agua fresca.

Y convivo entre espuma y ceniza. 

En el dolor del ayer, la incertidumbre del hoy y las esperanzas del mañana. 

No hay de otra, o te ahogas o te quemas. 


martes, 4 de agosto de 2020

retrato de mis esperanzas en llamas

dibujar nunca se me ha dado, pero intento compensarlo con las fotos. me gusta capturas personas, enfocar sus emociones y preservar la energía del momento que se crea entre ellos y yo cuando se toma la fotografía. 

te capturo a través de mi lente, a tus rizos, tenías que tener rizos también, y tu sonrisa chueca, y tus dedos chuecos, todo chueco. 

vivimos en la complicidad del momento, en las fotos que hemos tomado, en los pequeños recuerdos que se han construidos. dos puentes en construcción. 

y me alimento de esperanzas, de desilusión, de poesía barata que he construido a lo largo del tiempo. si alguien lo vio es porque es real. 

y tomo fotografías de ti, de la esperanza, que poco a poco veo arder, desvanecerse una vez más, así que a pesar de verte caer, hago un retrato de mis esperanzas en llamas. 




mis ideas y yo

a veces, y solo a veces me siento pequeño, muy pequeño. 
incapaz de hacer cualquier cosa, de explotar en las ideas, 
de escapar del dolor. 

las ideas laceran mi piel, dejan heridas que me hacen mal 
creer historias a medias; y luego pienso en mi. 

la ropa, la cara, el alma, se rompen. 
las ideas rompen, y me rompen. 

la insuficiencia de mi ser, 
lo abstracto de mi piel,
la intensidad de las emociones. 

me han roto tanto la confianza,
me han roto tanto los sueños, 
me han roto tanto el corazón. 

a veces, y solo a veces me siento inmenso, 
tan inmenso que no quepo en mi, origino textos a deshoras de la noche e
imagino las ideas. 

no importa que pase, al final siempre me tendré a mi y a mis ideas. 





domingo, 26 de julio de 2020

lista de películas que no he visto

un obsequio ha caído del cielo para recordarme mis sueños olvidados y las esperanzas que creí haber abandonado. 

no eres tú, ni la idea de lo nuestro, es el regocijo de encontrarme con un yo que pertenece a una nueva historia, un yo que he terminado de configurar.

te lo digo entre líneas y también muy claro, que me duele el pasado y anhelo un futuro a tu lado, porque soy esta constante catarsis y un cúmulo de intensidad desbocado. 

y ahora hago una lista de anhelos, los escribo con intimidad y me ilusiono con ellos, que felicidad hacer los planes de un futuro posible junto a mi. para poder por fin sentarme conmigo y ver la lista de películas que no he visto. 

y poder por fin acercarme a la lista de historias que aún no me he escrito. 

lunes, 20 de julio de 2020

no todo necesita ser hablado

Sentado en la esquina de mi bar favorito, recibí el mensaje decisivo. Fui a tu encuentro vestido en color vino. Bajo los efectos del tequila y la gelatina con vodka, y entre luces estroboscópicos, nos dimos el primer beso.

No todo necesita ser hablado.

Casi 4 años después de el suceso, volví a tu encuentro para recoger lo que quedaba de mi, entre fotos, recuerdos y memorias me despedí de tu casa y del gato. Vestido en color vino me despedí de una época que se va y me deja exhausto pero en paz.

No todo necesita ser hablado.

Y nunca seré libre de ti, ahora vives en mis pensamientos, te veo en las lagartijas que escalan la pared, en la luz que atraviesa la ventana, en los lomos de las películas que vimos, en las caminatas por el centro, en el azúcar que se desprende del pan dulce.

No todo necesita ser hablado.

Ya es verano otra vez, ojalá siempre fuera verano, pero a pesar de el calor de nuestra ciudad, ya es invierno para nosotros.


sábado, 18 de julio de 2020

todo fine

Huele a lluvia, huele a ti.
Como cuando nos dejamos
Por la paz, nos dejamos
Era necesario. 
Por nuestra tranquilidad. 
Nos dejamos.

miércoles, 15 de julio de 2020

¿Para qué quieres que te quiera?

Mi sistema límbico ha llegado al límite de sus capacidades. Así como el hígado, los pulmones o el corazón colapsan por sus respectivos excesos, éste, también ha llegado a la cima de sus capacidades.

Perdido en un año sin sentido, busco respuestas a preguntas olvidadas, genero paradigmas y mi sistema operativo crashea como una computadora que intenta procesar más de lo que puede.

¿Para qué quieres que te quiera? Te preguntarías si yo decidiera lanzar la pregunta que carcome en la comisura de mis labios. No sé, es mi respuesta continua y la que arrastro bajo la lengua con un sabor salado.

¿Para qué quieres que te quiera? Para sentir que puedes quebrar al ayer, para llenar el vació de tu insuficiencia, para correr a un pecho desnudo cuando no puedas más, para mirar la pantalla vacía del televisor con un personaje a tu lado, para demostrarte que vales.

¿Para qué quieres que te quiera? Es la pregunta que me hago y que no encuentro como responder.

Ayer, llegué al límite de mis emociones, sucumbí ante mi sistema límbico, ojalá fuera diabetes, ojalá fuera efisema, ojalá fuera una arteria tapada, pero no, son mis pensamientos y el miedo que ya no me dejan espacio para más.


sábado, 11 de julio de 2020

vino de caja

Mi empaque es dudoso, a veces feo a la vista, a veces imposible de llevar. Me veo al espejo y miro los errores que soy, pero ya no puedo, ya no quiero sentirme así.

Por dentro soy más efectivo que otros, en mi cabeza he ideado historias de éxito, amor y lealtad que me da pena compartir.

Y en este ir y venir de las relaciones, me pierdo un momento y conspiro una vez más en mi contra, pues no soy ni me siento suficiente.

No se si es mi esencia o es el empaque que cargo.

Compro vino de caja y me siento defraudado por el exterior pero me embriago solo con su dulce sabor y alcoholizante sensación.

Me pregunto si soy suficiente y miro el púrpura intenso de mi vaso de cristal.

Quisiera arrancarme la piel y llorar, morder cada parte de mi arrancar los trozos, pero así soy, un hechizo en el tiempo, la intimidad de mi cuarto, el dolor de mi llanto. Vino de caja y su delicioso sabor.

martes, 7 de julio de 2020

otro verano

El verde de las hojas de lo árboles anuncia el verano, así como el incandescente sol sobre mi ciudad.

El sudor constante me haca sentir como si poco a poco te me salieras del alma, del corazón, de la piel. Pero no se, no creo olvidar, nunca. No podré olvidar lo que eres, lo que fui.

Habrá que ser valiente para mirar al sol a la cara, para mirar al futuro a la cara, soltarnos de a poco, quebrar el lazo, y llorar por las cosas que fuimos y que tal vez ya no seremos.

El verano se ha aparecido de nuevo recordándome el inicio de lo nuestro. El olor de tu pecho, el sonido de la oleada, los recuerdos de un verano en el que todo cambio.

Quisiera no haber tenido que sufrir el paso de las estaciones del año. Y ya, otra vez es verano, ojalá siempre hubiera sido verano.

viernes, 3 de julio de 2020

cuarentena (2)

Acerco mis manos al acrílico, pero me detengo. No se deben tocar las superficies sucias pues podría enfermar. Trato de vislumbrar lo que hay detrás del azul del agua salada.

Acerco mi rostro y veo mi reflejo, hace un año también fui enviado a cuarentena por un pesar del alma. El cristal salado nos divide, a mi y a mi.

Me pregunto si encontrar paralelismos en mi vida o metáforas emocionales será un defecto o una virtud. Mi yo de hace un año estaba quebrado como yo justo ahora. Y ahora nos vemos frente a frente, tras el acrílico espeso.

Atrapado en la monotonía de mi dolor fui enviado a cuarentena, y como una especie, he penado durante 4 meses entre recuerdos, ansiedad y un virus que pretende atacarme el pecho

Me busco y ahí estoy, tratando de averiguar conmigo mismo si todo lo que nos ha traído aquí ha valido la pena, si el encierro voluntario traerá cosas buenas, si me hará mejor persona.

Y jamás me olvidaré de la primavera,
del olor a humedad que se escapa por las esquinas de mi casa,
de los momentos que quise
y de las fotos que hice.

Y ahora ya nada será igual,
ni yo,
ni mis risas,
ni mi llanto desconsolado,
ni mi andar por el cuarto gris,
ni mi amor por ti.

miércoles, 1 de julio de 2020

TEMPLO EN LLAMAS

Arde, arde el pasto verde. Arde la llanura y arde la tierra.

Arde el pecho porque llevo fuego dentro. Mi sufrimiento vuelto llamas incandescentes que han llenado el vacío de la idea de mi insuficiencia. No soy suficiente, pienso a cada paso. Pienso al verme rabiar.

Arden las brasas, voy a quemarte hasta los cimientos, a ti y al templo que se edificó en tu honor. Voy a sudar hasta hacerme flaco, a vomitar hasta que no quede nada dentro a llorar hasta quedarme seco.

Magullo mis manos, muerdo mis dedos, mi rostro es naranja y rojo, es violáceo, es marrón oscuro.

Arden las llamas frente a mi y observo las paredes, el techo, las ventanas y las puertas. Ya no quedará ninguna abierta porque las he quemado a todas y cada una de ellas.

Que se cimbre el suelo, que el humo crezca hasta la luna, que la noche ya no sea más fría, que sea caliente.

QUE ARDA EL TEMPLO, QUE ARDA YO, QUE ARDA TODO.


martes, 30 de junio de 2020

Respira, renuncia y revienta

Aún arrastro a mis otros yo, como si fueran pequeños a los que veo por ahí en la calle. Les hablo, son mis amigos y les aconsejo.

El otro día lleve a caminar al pequeño, le hice cumplidos sobre su limpísimo uniforme blanco, le ofrecí caramelos sabor lavanda y le di un abrazo porque su papá no se los ofrece mucho.

Al gordo me lo encontré solo en el parque, sentado en un columpio meciéndose mientras miraba sus rodillas chuecas, llevaba puesto un suéter de color verde a pesar del calor. Le dije que todo iba a estar bien, que las cosas que piensa no están mal y que no haga caso a los consejos de adultos.

A veces corro con el flaco, le digo que es guapo y lo regaño para que coma, 'no importa lo que los demás piensen de ti' le digo al final de cada sesión de ejercicio. No hay mucho de que preocuparse, ya estás perfecto.

Cada que voy al bar me topo con el borracho, le invito una caguama y nos reímos de la vida, usualmente acaba llorando. Aún se busca en las botellas vacías y se siente solo por las noches.

Y ayer conocí a otro, es guapo, inteligente, pero creo que no lo sabe. Le abrazo como al pequeño y se quiebra entre mis brazos como si tuviera 5 años.

Respira, renuncia y revienta.

Déjalos ir, ya no existen, fueron pero ya no.

Respira, renuncia y revienta, me digo para ya no arrastrarlos, para ya no llevarlos, para ya no sentir que duelen.

domingo, 28 de junio de 2020

el mañana será más amable

Vuelvo en mis pasos, miro fijamente para tratar de encontrar lo que olvidé y dejé caer por ahí en el camino.

¿Quién era yo?

Recuerdo a medias mi ser, lo extraño a veces y también le odio, crecimos, y ahora estamos aquí mirando hacia atrás, viendo que puede funcionar para el ahora.

¿Quién soy?

Si a veces me odio, si a veces me doy asco, quién seré yo en el ahora. Si a veces me harto, si a veces me hiero.

Vuelvo en mis pasos, para no olvidar los errores, para revisar lo que estuvo bien, para desear que el mañana sea más amable.

jueves, 25 de junio de 2020

él

Hablar de él es difícil, está y pareciera a veces no estarlo. Vive, pero se aletarga. Sueña, se frustra.

No es fácil ser adulto, y me cuesta acostumbrarme a la idea de que él comete errores.

Y me quiere, cuando espera hasta que llegue a casa, cuando sabe el secreto y lo guarda, quiere que elija bien y no me equivoque.

Quisiera que yo no fallara, pero le cuesta acostumbrarse a la idea de que cometo errores.

domingo, 21 de junio de 2020

sobreviviré

Las olas del mar golpean sobre las rocas, crean espuma blanquecina entre la agua turbia y el limo de las piedras, ahí yace mi esperanza, justo en medio del agua salada.

El sol no cesa nunca, es la parte eterna de mi historia, y de todas las historias.

Camino por las calles desiertas de un mundo que se ha transformado, como yo. Sólo un par de seres caminan por ahí, yo entre ellos, tú entre ellos, nosotros entre ellos. 

El conjuro del cielo cae sobre mi, y me hace arder en la fe que creí haber perdido.

No quiero las buenas noticias, ni las malas, sólo las historias. Las necesito y las quiero parte de mi.

Sobreviviré, claro que sí, aunque reviente contigo o sin ti.


sábado, 20 de junio de 2020

no tengo alma

Nací con la terrible suerte de sufrirle al dentista, de a cada rato tener que esta yendo a visitarlo para calmar penas dentales, postrarme sobre el asiento y abrir la boca grande, bien grande para que esculque en mi interior.

Una infección atacó al segundo molar y lo dejó podrido por dentro, casi como si fuera uno de mis chivos expiatorios, un sacrificio para continuar con vida. La muerte del nervio me puso terriblemente triste, me hundió en una terrible ansiedad al pensar en que ahora andaría por ahí con un cadáver en la boca, vaya, tendría que ir por el mundo con una muela sin alma. Qué agonía pensaba yo.

La dentista esculcó con éxito, termino por matar lo que quedaba de ella, su podrida e infectada alma, ¿por qué habrá tenido ella que pagar por mis errores? Mi muela ahora convertida en un mueble frívolo de decoración me acompañará quien sabe por cuanto tiempo más, hasta que se canse o hasta que su cuerpo también muera, y solo me pregunto, al abrir mi boca ¿se verá mi alma?

sábado, 23 de mayo de 2020

flecha guía

el ratón corre, se alimenta de la putrefacción que abunda bajo los muebles, y detrás del trinchador. desvaría y cae muerto sobre la trampa del queso.

la flecha guía pierde el rumbo, el ratón se ha descompuesto. A donde daré click si el cursor se ha vuelto loco.

qué haré si he perdido el control de mi.

viernes, 8 de mayo de 2020

jardín

La mañana la sorprende de rodillas frente a las ramas de la rosa o cortando la enredadera que se alza sobra el pilar, a veces poda las ixoras y riega también los alcatraces.

Platica con las plantas y con los animalitos que corren por ahí. Se emociona cuando crecen y sufre al verlas marchitar.

Ha edificado miles de historias entre las hojas y a través de los rayos de sol, todas habitan dentro de la gota de rocío que resbala por el pétalo de las rosas.

Su memoria es eterna, sus errores efímeros, sus manos ásperas son suaves al tocar mi frente, la idea de ella vive y crece como sobre la tierra mojada.


Usar pantalón

ya no me encuentro a mi mismo dentro del closet polvoriento, reviso las camisas que usé en el ayer y pienso en cuando las volveré a utilizar.

me quemé las manos planchando pantalones, y cocí un par de botones que se cayeron en esta búsqueda de mi destino que me ha encerrado por un par de meses.

que me voy a poner cuando tenga que decidir a donde ir el día de mañana, a donde me subiré, que camino seguiré, con destino a donde. A ti, a mi, a mis recuerdos que luchan por un futuro, a mi falta de atención, a mis anhelos estancados.

el minuto en pausa ya no podrá ser una excusa, a dónde iré cuando tenga que usar pantalón.

domingo, 26 de abril de 2020

Pisadas Sobre el Ferrocarril

Recorro los caminos del norte, donde se levanta la espesura de la hierba mala, y donde se yerguen los recuerdos.

El aire golpea suavemente sobre las mejillas y empuja las nubes grises expulsadas por el tren, dónde ha vuelto a parar el ferrocarril sobre el que camino.

Las vías polvorientas pierden el sentido después de unos kilómetros a la deriva, a veces son casi imposibles de ver, se han mezclado con la tierra y las rocas que arden por el sol.

El gusto del hierro en la lengua, sabe a medicamento. Se nos ha perdido nada, y las ruedan caminan gracias a la fuerza del carbón incandescente.

El temor al rumbo distinto, correr sobre ferrocarril, perderse en el cielo gris, buscar algo que no existe y llorar al cruzar las fronteras.

¿A donde voy? Si me he ido de donde vivo ¿qué busco? sí ya todo lo tenía, y ahora lo he perdido.

La búsqueda prometida, un sueño fruncido, la idea que me han vendido.






miércoles, 22 de abril de 2020

Atlas

Burlar al sistema bajo el cual nos regimos es una guerra continua, enfrentarse a los estigmas que se han configurado por siglos pesa depende del día. A veces duele, a veces no. 

Trazando una ruta hacia el destino implacable, observo inconsistencias en el mapa, la rosa de los vientos sopla en el aire y se mueve como una ruleta de la suerte. 

Me miro en los kilómetros que he recorrido, olvido el dolor de las piernas, y de repente arde en llamas todo lo que se ha construido. 

El deseo, los errores, mi rostro encarnado de lágrimas que no han cesado y que han quedado en la superficie de mi cara. 

Busco una respuesta no irónica, algo sencillo y no plagado de la poesía que se ha vuelto hartante, pero aún hay dejos de todo lo que nos ha envuelto. 

Aprendí de cartografía a golpes, y azotando la nariz en contra del papel polvoriento, pero hacia donde he de mirar, luego de que el mapa se ha vuelto intrascendente, y no queda más que explorar sin rumbo, por mi cuenta. 

Mi fuerza vital disminuye, el libro de las preguntas pesa. Y ya no caben más caminos en las páginas del Atlas. 


sábado, 18 de abril de 2020

19

Tenía tanta juventud y una sonrisa imposible de ignorar, corría por los cuartos impaciente y tratando de descubrirlo todo, como un roedor buscando comida en los rincones, como un colibrí sacudiendo sus alas mientras chupa la dulce miel de las flores.

Verlo me causaba una extraña irritación, una impaciencia. Deseaba rescatarle de todo, ponerle sobre la alacena, apartarlo de la maldad, protegerlo a toda costa.

Unas palabras de más, un silbido en el aire, una historia suspendida en mis recuerdos.

Te sueño a veces, te recuerdo y te llevo en lo más recóndito de mi memoria, resguardo tu ser en lo más profundo de mi, en lo más íntimo de mis recuerdos.

No olvido lo que fuiste, lo que fui, un instante de emoción, una alegría clavada en el pecho, la memoria de lo que fui me acompañará, y cuando sienta el fatídico golpe de realidad, volveré a tu recuerdo, de lo que fui.

Mis risas en el aire,
mi emoción por lo nuevo
y mis ganas de encontrar.



viernes, 10 de abril de 2020

un sueño de ti y de mi

Tu habitación lucía desconocida, como si jamás hubiera puesto un pie en ella, no la recordaba de esa forma en mis recuerdos inexistentes.

Había conocido tu ser un día cualquiera, he impactado por tu serenidad, nos corrompí. Anhelando algo mío, te corrompí.

Y vuelves, en los pedazos que fuiste, volviste para comer lo que faltaba de mi, para probar el lado más amargo y oscuro de lo nuestro.

Que en esta historia donde tú eras yo, haz llegado a ser yo, de nuevo.

Y ahora ya no eres más sólo mío, también eres de alguien más.

Sobre la cama del cuarto sueño con este sueño de ti y de mi.

domingo, 29 de marzo de 2020

La tinta duele

El silencio de mis palabras enmudecen el espacio, el ruido del viento, y del mar está presente en la habitación sin color.

Se llama Juan, y su nombre desborda al tintero, salpica. Y manchones de tinta comienzan a caer por doquier.

Ramiro, Sebastián, Victor, Max, los nombres no dejan de aparecer, la tinta negra cae sobre las paredes, en las sábanas, la parte trasera de la puerta, sobre los zapatos limpios.

Caen en la piel formando tatuajes que intento borrar y quedan como una marca que no me dejará olvidar.

Los cargo a ellos también como te cargo a ti. Los cargo a todos junto con lo que cargo de mi.

Y de repente duele, y luego no.

La tinta, duele.
Duelen.
Dueles.







no es distinto

Los planes se han disuelto en mis manos, como arena cayendo entre mis dedos. Los minutos, las horas y los días caen como granos dentro de un reloj de arena. El tiempo pasa, pero yo no me muevo, estoy inerte. 

En este pedazo de vida, los días no tienen nombre, ni las horas, ni yo. Alejarme parece ser una respuesta segura pero desconcertante.  

Afuera ya es primavera, llena de humedad las casas y de sol las calles, me recuerda a la infancia. Y este sol me obliga a verme de frente con este lugar. Que no cambia, se mantiene, se aferra y se encierra. 

El tiempo pasa, y no me muevo. No es distinto, no es nada distinto. 


miércoles, 18 de marzo de 2020

Puesta de Sol

Despertar a media tarde con la escuálida sensación de cansancio y un extraño dolor de estómago, sentir los rayos sobre mi rostro junto con una melancolía  pegada a mi piel como mi playera pegada a mi cuerpo por las gotas de sudor que corren por mi espalda.

El equinoccio de la primavera anuncia su llegada, el invierno terminó por debilitarme con sus mentiras y falsas resoluciones. Pero es que nunca dejó de sentirse caliente, áspero, doloroso, frío aún con un sol ardiente sobre la ciudad.

Veo al atardecer del final de esta estación y a sus brillantes colores: rosas, naranjas y casi azules al culminar, ¿será ese azul el único momento de frialdad del invierno? Me pregunto si la sensación del hielo quemando sobre mi piel será una señal de que el frío no es más que sólo calor, que realmente no hay ninguna mentira, más bien, tonto yo al no haber comprendido que el invierno no es más que el infierno mismo.

Ahora las flores renacerán, se tupirá el paisaje de color, las aves cantarán y tal vez nada cambiará, pues nada parece cambiar aquí desde hace mucho, más bien se derrumba, como las calles, como las casas, como el calor en mi piel. Habrá que ver el sol naciente venir una vez más, iniciar un ciclo una vez más. Esperar a que el sol de la primavera sea un poco más amable, un poco más sensato.


lunes, 9 de marzo de 2020

GEO

Comenzaba Marzo, y a mi ya me urgía que se acabara el invierno, había sacado a colación lo peor de mí.

Escuchar la traición de tu boca golpeó mi estómago como alcohol barato, me fui, corrí por la avenida en busca de mi tiempo, de mis ilusiones y mis recuerdos frustrados.

Tomé un urbano con camino a no sé donde, perturbado, dolido, a nada de llorar en medio de mal olor y de godinez recién salidos de la oficina.

No era lo que habías hecho, lo que habías dicho, era la decisión y el hartazgo en tus ojos. Jamás me había sentido tan indeseado como hasta ese día, te había dado el instructivo para desarmarme y tal vez, sin darte cuenta habías puesto en acción tal misión.

Entre los asientos de un Geo, vi al muchacho de 1.50, tal vez era necesario toparlo ahí, que me viera entre la multitud y notara como me quebraba. Fingí no tener problemas, pero fingir no de me da muy bien. Tuvimos la conversación más común que pude edificar y me fui. Y el me había leído, y yo me había mostrado, y es así como me imagino que se originan los lazos fuertes.

Llegué a mi destino, caminé por las calle para encontrarme de frente con la verdad, no sería verdad hasta que lo contara, así pensaba yo.

Lloré sobre la banqueta, buscándome entre las piedras de la calle, deshaciéndome en pedazos de carne que eran acarreados por las hormigas.

Y ya pasó un año, de correr, y llorar y hablar de ello hasta el hartazgo, ¿cuánto tiempo más tendrá que pasar?




domingo, 1 de marzo de 2020

Frijoles con queso

La delicia al paladar más fantástica existía visitando a la abuela a la vuelta de la esquina, esperaba impaciente a que fuera Domingo después de la misa para poder llegar a su casa y degustar el exquisito platillo.

Era una época donde no importaba mi peso, ni como lucía, la ropa que traía puesta, cuanto dinero traía en el bolsillo o que tan exitoso era en lo que hacía. Nada importaba, no realmente.

Camino por las calles de la colonia, y se asoman frente a mi las historias del niño que fui, las pisadas sobre la tierra están ahí en el suelo clavadas, se develan frente a mi, así como los rayos del sol que iluminan las calles, desde el sol naciente hasta su puesta.

Descubro historias en el parque de la esquina, detrás del juego con forma de pastel, en la bola que gira, en los restos de las canchas que se han convertido en algún edificio de oficinas del gobierno.

A unas calles más la escuela religiosa donde fui gordo, donde fui feliz, donde conocí a los amigos que aún hoy llevo conmigo, y junto la iglesia.

Beto el gay que me cortaba el pelo y que ponía coreografías de xv años vive a una cuadra, mis tías solteronas amargadas que tanto me han dado también están cerca de aquí. La panadería el hornito con sus dos viejitos, la papelería con el señor y su sonrisa. 

Tanto tiempo he pasado lamentándome, odiándome, llorando en esta calle, en esta colonia que me ha visto crecer, que me ha regalado tantas historias. Y al final cuando me vaya, seguro querré volver, a correr, a reírme, a escuchar periódico de ayer en la mañana del 25 de Diciembre, querré volver a comer un inmenso plato de frijoles con queso.

Y siempre seré este,
el moreno con cabello necio,
y necio,
soy frijoles con queso.


martes, 25 de febrero de 2020

espejismo

Camino sobre las horas, que se han vuelto inestables, a veces flojas y a veces ágiles. Me mezclo en sucesos del presente que me hacen sentir adormitado, pero al mismo tiempo vivo.

No olvido, pero existo en esta paradoja de emociones múltiples, donde al final creo que lo mejor es verme solo a mi. Moviéndome y saltando sobre esas horas.

Y volviste, como me dijeron, los sabios y los tontos, volviste como todos dijeron, como yo dije. Y ya no se si creerte, ya no se si me hablas tú, o si me habla el espejismo en el que te has convertido.

Anhelo el calor de tu carne, pero seguro encontraré sólo el frío de un cuerpo espectral, tu corazón enamorado ya no me asegura el calor del ayer. Más bien parece un gélido recuerdo transparente.

Y este espejismo en el que te has convertido me hace dudar, y me deja ver a través. Ya no se si te veo a ti o sólo a la vaga idea de lo que fuiste.

sábado, 22 de febrero de 2020

la levedad

Yo había llegado a su vida como si alguien me hubiera puesto en una cesta y me hubiera dejado caer río abajo a su pecho, como un perro rabioso anhelando el calor de un hogar. 

Soñaba con él, en medio de una piscina, mientras yo junto con otros hombres desnudos, desfilábamos a su alrededor mientras él disparaba al azar, cuando alguien caía a la alberca, todos reían, despertaba por las mañanas con un dolor en el pecho, de si yo sería el siguiente en la próxima pesadilla. 

Y fuimos uno por mucho tiempo, dependientes de una manera enferma y territorial, anhelando el control eterno del otro, coartando la respiración, golpeando nuestros egos ácidos, y el dulce sabor de las venganzas. 

Y ahora existimos para siempre en el corazón del otro, yo pensaba que sería una pesadez, cargar con alguien para siempre en el alma. Llevarlo a todos lados, dormir, comer, hablar, pero se ha vuelto leve, se ha vuelta ligera esta carga que por ratos duele, y por ratos no. 

Redacto más letras que saben a tu nombre, en textos que apestan a ti, y me siento débil de repente, anhelando pesar una vez más. Pero hoy, decido ser leve. 

miércoles, 19 de febrero de 2020

azul oleaje

Construimos las olas, azules, pero también saladas.

Han venido a golpearme con fuerza, también a darme paz. Han venido a detenerme de encontrar.

Y de apoco nos rompimos, la ropa, la cara, la tinta, las emociones rompen como las olas del mar, rotas como el corazón.

En esta constante marea de sal, nos corrompimos.

La fuerza de las olas continuará, no se si de la misma forma o con la misma fuerza.

Sabrá Dios donde irán a romper ahora las olas del mar.

Miro

La idea se ha quedado clavada, vuelvo para sentir el calor, pero solo un rato. No lo quiero estropear.

A menudo, y de manera inconsciente pasa por mi mente, está ahí al cruzar la calle, al mirar los puestos de comida y cuando veo a gatos callejeros maullar.

En el pecho habita el dulce recuerdo de la agonía, el amargo sabor de la rutina y el frío de las emociones.

No se puede volver, no, no encaja, o al menos eso creo.

Y le venero, como a la imagen del beato, estás ya esparcido en la ciudad, oculto, esperando encontrarme y hacerme sentir una vez más.

miércoles, 12 de febrero de 2020

La persona que amo

Voy a escribir sobre la persona que amo,
aquella a la que he olvidado muchas veces,
dejando varada por ratos.

La oculté por un tiempo en un mueble,
la llené de ropa bonita,
y le di cerveza fría.

Le dije que sus sueños eran una vergüenza,
y que su piel era casi tan fea como su cara.

Le puse una máscara para encajar entre los otros,
y a veces la regañé por sus pensamientos tontos.

Pero hoy, quiero liberarla, dejarla salir.
Darle un fuerte abrazo y decirle que le debo tanto,
que  ha sido fuerte, que ha sido valiente.
Que estamos aquí gracias a ella.

Le debo tanto,
le quiero dar todo.

Me debo tanto.

sábado, 8 de febrero de 2020

Esta historia que se terminó que somos nosotros

Que el tiempo nos lleve a donde nos tenga que llevar. Que ni mi necedad ni tú egocentrismo nos lleve por caminos tortuosos. Que la felicidad se avecine en la forma que tenga que hacerlo.

Que la música, las letras, los libros y las películas se claven en cada poro como un recuerdo de que fuimos.

Pero por ahora habrá que rendirse un poco, aunque no quiera, aunque me cueste, aunque duela en lo más profundo.

Ahora vives en mi, en los pedazos de esta historia que habitan en mis estómago, en mis piernas flacuchas, en mi piel café manchada por tus besos.

Ahora somos como Spike y Sofía, como Jenni y Noah. Ahora tenemos nuestra propia historia que se terminó.

Y habrá que seguir adelante.

zona de comfort

Qué dicha la mía la de sentir la tristeza, hacerla mía. Mirarme al espejo derrotado y admitir con lágrimas en los ojos que siempre tuve la razón.

Los tiempos vuelven en círculo, me trajeron de nuevo a mi lugar, quitando las falsas ideas de mi cabeza.

¿Cuándo decidí que era buena idea creerme mejor de lo que soy?

Pues no soy, ni seré. Vuelvo al suelo frío, a las noches solitarias, a las lágrimas provocadas por canciones escritas por inmaduros.

Y es que nunca estuve en mi zona de comfort, para quienes creyeron que lo estaba. Apenas vuelvo a ella. A mi adorada tristeza, mi querida lástima, y al asco que siempre me he tenido.

Escupo al espejo, te lo dije. No eres nada más que un pinche negro, feo y pobre.

la cama II

No puedo dormir, no puedo dormir bien.

Lo que era una tarea sencilla se volvió una presión en el pecho, golpecitos en las sienes, dolor en la espalda.

Paso las horas viendo al techo, analizando el espacio, pensando donde te habrás ido.

Recurro a las píldoras, pero sigo sin poder dormir, sin poder dormir bien.

Y ya no es el que no estés físicamente, ahora tampoco estarías a pesar de estar a mi lado.

En el espacio no existes más, la memoria se ha clavado en mi colchón, y no me deja dormir, no me deja dormir bien.

Ya nunca estás. Y no puedo dormir, no puedo dormir bien.

a deshoras de la noche

La inconsistencia en mi sistema nervioso es equiparable a la ingenuidad de mis preguntas, a la flaqueza de mis respuestas. 

El roce de mi piel contra la cama crea llagas de dolor. Arden las pústulas a punto de explotar, revientan dejando sangre y pus embarrada en el colchón. Apesta. 

Inconsciente estoy, a la deriva del ayer, ansioso del mañana y flotando entre los trozos del hoy. Dibujo con letras, escribo con lágrimas y grito los trozos rotos de mi interior. 

Las dudas se han mezclado entre ellas y las esperanzas ya no tienen voz, parece que no existen ante mi, y no hago más que llorarle sin lágrimas a un fantasma que a veces se hace presente. 

Qué hay de mi, qué hay de esta coraza que se ha roto tanto ya, qué hay en mis oídos quebrados que producen mareos constantes y vómitos de palabras incesantes. 

Y espero que sirva este dolor, que origine menos dudas y más textos a deshoras de la noche. 

Ojalá

Ojalá que nunca el sol clave en mis pupilas con tanta fuerza que llegue a olvidarte. Que nadie robe mi alma y la haga suya frente a ti.

Ojalá nunca deje de sentir que soy tuyo y te llamé al anochecer buscando el refugio inmaculado.

Que mi cuerpo permanezca sagrado bajo el hechizo que dejaste caer.

Ojalá no acumule fuerza para dejarme caer perdido entre las sombras y pieles de extraños.

Ojalá no vislumbre magia en otra sonrisa que no sea la tuya.

Ojalá no lo pierdas, porque yo ya perdí.

sábado, 1 de febrero de 2020

SOL DE INVIERNO II

El ocaso de nuestro invierno llegó, el frío no se había hecho presente en la habitación del fuego donde nos encontramos por primera vez. 

La tierra que nos vio amarnos siempre será cálida, soleada y pacífica como el vaivén de las olas del mar. 

Quisiera no haber tenido que sufrir como las hojas de los árboles al ir perdiendo su color, quisiera no haber tenido que sentir el frío de la ansiedad, quisiera no haber sudado para no dejar de sentirme tuyo. 

El invierno en esta ciudad no existe, es una mentira, nos ha engañado. Tomando lo peor de nosotros. 

Miro al mar, y luego a mi vida y luego a ti. Ojalá  no se hubiera hecho invierno, ojalá siempre hubiera sido verano. A pesar de aún sentir el calor en nuestra piel, ya es invierno para nosotros. 

la cama


Levantarme de la cama no había sido tan difícil hasta aquellos días en los que dormía a tu lado, tenía que huir en medio de la mañana para ir a la escuela, para escapar del sueño de la noche, para no clavarme en tu presente misterioso. 

Aún es difícil hacerlo, irme de tu lado con el pesar de si será la última vez que pueda hacerlo, con la ansiedad de los recuerdos que se clavaron en tu cama individual.

A veces no cabíamos, a veces dormíamos tan de cerca que el tamaño parecía inmenso, a veces incluso dormíamos en el suelo, y yo podría dormir en el suelo toda la vida para poder meter mi mano bajo tu playera y rozar los vellos de tu pecho. 

Quisiera dormir con la esperanza de que tu estarás ahí, siempre, con tus ojos pequeños, tus poros mancillados por la barba y los caireles que se asoman en tu frente, pero cada vez es más difícil creerlo, cada vez es más difícil hacerlo.

A la mañana se avecina un gesto de felicidad, como si fuera el inicio de la esperanza, pero con el paso de las horas, solo dudas, solo miedos, solo la ansiedad de mi presente diluido. 

sábado, 25 de enero de 2020

LAS HORAS

Las palabras de lo nuestro se han extendido por las páginas, los capítulos eternos de un romance que se diluye a veces como la tinta sobre el papel en blanco.

Sobreescribir un sin número de paréntesis, puntos finales fallidos, comas eternas y los puntos suspensivos suspendidos en el tiempo. 

Redacto esta oda día con día, describo a detalle y con intimidad inaudita tus respiros, tus latidos, como sostienes la taza de café, como rebanas los calabacines. 

Un capítulo entero para recitar como preparaste el desayuno, y otro más para hablar de como bañas al gato. 

Los instantes que se han creado entre las líneas los guardo para mi, invisibles a la vista, memorables, pero vuelvo en las páginas para reencontrarnos, para sentirte de otro modo, para reírme y para llorar. 

Y me topo a mi mismo cabizbajo, husmeando entre párrafos que se han quedado atrás y que poco a poco se han vuelto borrosos y polvorientos en las hojas de papel secas. 

A veces bajo la pluma para mirar a la vida a la cara, mirarla siempre a la cara. 

A mirar siempre los años entre nosotros, siempre los años, siempre el amor, siempre las horas. 

viernes, 24 de enero de 2020

RESILIENTES

Ella era mayor que yo, tenía el cabello corto y usaba labial rojo. Llevaba una mochila de ruedas y por ratos acomodaba sus anteojos. Tenía algunas canas, casi invisibles, pero ahí estaban; y sonreía con una calidez que a veces ya no creo que exista en los humanos.

Lalo me llevo a ella, Lalo, uno de esos intentos no concretados, dejados de lado, olvidados en el tiempo. Tal vez me arrepienta ene l futuro, pero aún no.

Él nos presentó, en medio de una oficina pequeña, sobre un escritorio mínimo donde apenas cabía ella, menos mal que ella también era pequeña y delgada sino quien sabe qué suertes pasaría en ese ínfimo espacio en el que trabajaba.

En sus dientes percibí sus esfuerzos por lograr algo suyo, algo que seguramente le dijeron que no funcionaría, y que seguramente ella por las noches, y en sus momentos de debilidad también lo pensaba.

Encontramos ahí la similitud, traídos a la mesa como almas temerosas, ingenuas y con ideas que a veces nos daba miedo comentar.

Después de eso, trabajamos un tiempo, de a poco, de a risas, de amistad. Y compartimos el escritorio, el café, el abrazo, los clientes y las lágrimas de desesperación de un futuro incierto.

Creo que fuimos amigos, quizá hasta más que amigos, confidentes, compañeros en este inestable viaje de esperanzas y sueños de empatía y apoyo.

Alegres, sensibles, frágiles, inútiles, tristes, desesperanzados, RESILIENTES, como decía ella.

La naturaleza sufre, pero renace, es resiliente, como hemos sido nosotros.

La Peste

El olor a humedad era evidente, ese olor a putrefacción, a agua en descomposición, penetraba mi nariz sin que yo le prestara atención, 

pero no lo notaba.

Intentando buscar una explicación, culpé a mi ceguera de amor a mi ignorancia que dejaba pasar tus errores y tu horror. 

Y un día simplemente lo noté, yo ya era diferente, tú parecías ser el mismo, pero al tratar de saludarte, entró de golpe hasta mi sistema nervioso. Sentí asco de inmediato, quise vomitar y escupirte la saliva negra que flotaba en mi lengua.

Y no había sentido tanto asco por alguien, no había sentido tanta lástima por alguien. 

Y me odié por sentirlol

martes, 21 de enero de 2020

El arcoíris


Unte mayonesa al pan, puse una rebanada de jamón sobre el después. No se nos permitía poner mas de una, pues era caro y debía alcanzar para todos. Luego le puse una rebanada de queso amarillo. Coloqué dentro del horno mi pequeña creación. Esperé unos segundos frente al microondas, mi abuela me regañaba porque decía que me haría mal sentir el calor tan de cerca. 

Me dirigí al frente de la televisión, yo recién bañado comencé a degustar del emparedado. Sabía exquisito, a la fecha no he podido volver a preparar otros tan ricos como lo que hice en aquella época. Eran deliciosos. 

La televisión alumbraba mi rostro y yo esperaba impaciente el capitulo final de la serie que veía. Tenía 15 años, iba a la secundaria y el número de mi talla casi triplicaba mi edad. 

El show inició, en el programa cantaban canciones de todo tipo, yo anhelaba hacerlo tan bien como ellos, aunque veces me sentía tonto al pensarlo. De repente, sonó esa canción, lloré de inmediato, sin saber por qué. 

Me odié por ello.

Toparme con la idea del futuro había llegado de golpe a mi cerebro para irse nuca más. Desborde las lágrimas que había contenido por mucho tiempo, y mire de frente las ideas que tenía para el futuro. 

Anhelaba sueños lejanos, sentía vergüenza de ellos, reía  de ellos. Me sentí estúpido, idiota, gordo, negro, feo y demás adjetivos horroríficos que la gente y yo mismo había clavado en mi cabeza para sentir lástima de mí.  

El tiempo pasó, pero ese día siempre me acompañó como un recuerdo penoso, aunque luego se convertiría en uno significativo. 

Hoy, la pantalla volvió a iluminar mi rostro, yo sin ser tan diferente del yo de hace 10 años, pero sí. Y la canción volvió a sonar y en la oscuridad de la sala del cine volví a llorar. 

Me debo tanto, pensé. 

Las luces del lugar volvieron a iluminarse, quería llorar más, quería vaciarme, abrazar la almohada, gritar, berrear, desbocarme en lágrimas, pero una vez más sentí vergüenza. 

Espero toparme de frente otra vez, sentirme distinto, volver a llorar, volver a soñar, volver a creer, y seguir en este caminar constante hacia algún lugar sobre el arcoíris.

miércoles, 8 de enero de 2020

JÚPITER

Una gran mancha roja se he clavado en el centro de mi pecho, a veces y por ratos, no me deja respirar.

Ya olvidé desde cuando es parte de mí, nunca supe de donde vino y tampoco sé  cuando se irá, pero ha erosionado mi coraza y sigo sin poder soltar.

Arde como una tormenta, hiere cuando pienso en ella, y a pesar de mi poder inaudito, sigue alimentándose de lo que queda de mi. 

Dios griego, disminuido a menos que sol, ya no queda nada, mientras vives en mi. 

viernes, 3 de enero de 2020

¿De qué hablarán cuando hablan de mi?

¿De qué hablo cuando hablo de mi?

Es una idea que se ha ido diluyendo entre las olas del mar,
es las sombra que se cuela aún por las ventanas de la noche,
es la sábana tendida sobre el azulejo frío.

Me miro en el espejo del buró,
pero ya se ha roto,
y quisiera sentirme bien,
quisiera estar bien,
pero no.

Pero, ¿de qué hablo cuando hablo de mi?

De mi inseguridad que perdura,
del dulce recuerdo de tus labios,
del amargo sabor del rechazo.

Y observo mi vida pasar,
por ratos duele,
y por ratos llora,
pero siempre se rie.

¿De qué hablarán cuando hablan de mi?

extraños

Sentado en el medio de una habitación blanca, siento el frío gobernar el lugar y yo no hago más que recordar mi tristeza. Me odio por acceder a caer en ese hoyo de incertidumbre y agonía, derramo unas lágrimas durante un par de segundos, luego las limpio con la manga de mi suéter gris y escucho que alguien grita mi nombre. Debo quitarme todo eso de encima y volver  ponerme en acción.

Me miro al espejo del baño para sonreír para mi, para recordarme que estoy bien, que vivo, y que aún queda mucho porque luchar, aunque me duela en lo profundo del corazón, aunque el miedo se apoderé la mayor parte del tiempo de mi, aunque aun me sienta indefenso.

Y así fue, esforzarme, dejar salir y luchar. Encontrarme en el espiral de los recuerdos, la tristeza y la impaciencia. Llorar con extraños en el bulevar, hacer el super con un amigo, limpiar una habitación con serpientes, lanzarme de un tobogán.

Que nada me haga olvidar mis tristezas, que se peguen a mi para que nunca olvide que soy fuerte, que soy más fuerte que la corriente, que las noches de ansiedad, que la incertidumbre de la mañana, que la gripe, que el dolor, que el olvido.

Que nunca se me olvide que estoy aquí gracias a mi.


jueves, 2 de enero de 2020

vaivén

Cuando era niño solía sentirme inseguro. Moreno, de estatura media y una panza que desbordaba por el cinturón apretado. A eso sumándole mis cabellos parados y un vaivén femenino de mi gordo cuerpo.

Nunca me sentí guapo en ningún lado y el mundo se encargó de recordármelo a cada momento. Siempre el último en ser escogido en los equipos deportivos, el gordo sin amigos a la hora del receso, el amanerado del short azul en el parque, el feo negro pelos parados del #42

Y esos recuerdos se pegan a mi,
y tal vez es mi culpa,
o la de mis padres,
o la de esta sociedad que reprimió lo bueno de mi
y evidenció mi físico terrible.

Y me aferro al amor a medias, creyendo que sólo merezco eso,
a las críticas de personas que creen que no debería de vestirme bien porque que caso tiene soy soy feo o prieto.

Varado aún en este vaivén femenino, me miro de repente en los espejos de la calle y aveces me siento guapo, capaz de acostarme con cualquiera, listo para devorar un mundo que siempre me hizo a un lado, pero no, porque aún sufro de este mal, de mis recuerdos que me hacen conformarme con miseria, con medios amores, con retazos de cariño.

Ojalá algún día me mire al espejo y logre quererme, al menos así alguien me habrá querido.

miércoles, 1 de enero de 2020

espero estar cerca

Llorar para dejar salir el dolor,
para olvidar,
para sentir el alma expuesta.

Todas las veces que lloré este año me hicieron sentir libre,
con la valentía de haber sentido, y dejado salir.

Perdí la cuenta el número de veces que lo hice,
desde una lágrima seca, hasta el llanto desbocado.

No voy al olvidar por qué lo hice,
por quién lo hice,
por quiénes lo hice.

Que se aferren a mi los recuerdos de dolor,
que no me hagan olvidar
para que el salado de mis lágrimas de sustancia a mi presente.

Y fue soltarnos de a poco,
encontrarme en el reflejo de agua,
mirar los rostros.

Y espero estar cerca de sentirme sin miedo.