Seguidores

viernes, 15 de mayo de 2015

CAGADEZ

Tenía que hacerlo, tenía que decirle como me sentía en verdad, pero me pesaba demasiado la simple idea de mi expresándole como me sentía cuando estaba con él, cuando hablábamos de tonterías y cuando observaba sus pequeños ojos que parecían estar cerrados. Simplemente no se si era miedo al rechazo, o miedo al éxito. Me hacia ideas tontos sobre sus posibles respuestas, o cómo reaccionaría cuando le dijera mis sentimientos, yo mismo me baja el ánimo y me hacía sentir que no era un contendiente digno, Los humanos somos tontos, y por alguna razón siempre nos saboteamos, no sé por qué, pero creía que seria mas doloroso que algo bueno me pasara a que una desgracia aconteciera. Las cosas malas y las desilusiones ya me habían pasado mucho, sabia como reaccionar, como se sentía y uno se acostumbra a ese sufrimiento, sin embargo cuando las buenas noticas no llegan a ti, causan cierta inseguridad, y ahí es donde yacía mi torpe ternura de nunca haber sido amado. 

¿De donde proviene mi miedo? Creo que de algo tan simple y natural como era ese sentimiento de rechazo, de no querer ver la cara del otro observándote con lástima e intentando ocultarlo para no hacerte sentir más mal de lo que ya te sientes. El miedo al rechazo es algo muy humano, pero era una estupidez sentirse limitado por eso, era una estupidez que siguiera culpando a otras personas por mis propios miedos, pero quizá no quería sentirme rechazado una vez más como ya lo habían hecho antes, no quería que me destruyeran como ya lo habían hecho en el pasado, eso y sólo eso era lo que tanto me frenaba, ese miedo de eterna frustración con la que me había jodido la cabeza.