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jueves, 18 de febrero de 2021

ANA

 Corro, corro en la acera del parque, paseo sobre el bulevar a media noche. Navego entre historias imprevistas y relatos inesperados. 

¿Por qué miro tanto a la luna si lo realmente increíble está pasando justo a mi alrededor?

En este ir y venir, me voy dando cuenta de lo tanto, de las lágrimas y las risas sin significado aparente, pero que hacen eco en el presente. 

Estrujo la mano húmeda, olisqueo el rastro con hedor que ha quedado por ahí. La cadena oxidada, la maravilla al ver un par de dedos chuecos disparar una fotografía. Dormir mientras abrazo las ideas. 

A veces, olvido que todo está pasando justo ahora, que Nada se irá de mi por más que quiera, y Adoro ver como se quiebra mi corazón. 

Una y tantas veces, en los círculos del ayer, en los círculos del mañana y del que me rodea justo ahora. 


lunes, 15 de febrero de 2021

 me gustas más cuando te vas. 

vistazo de amor

Sobre el cruce de Diáz Mirón y Bolívar, entre las luces rojas de los semáforos parpadeantes. Hace frío  a pesar de ser ya casi primavera. 

Olvidar como se siente el prejuicio,  permitir sentir un poco más, de golpe, profundo, fugaz. Y agradezco después de mucho tiempo la decisión de la libertad. 

Vistazo de amor corre por la avenida, pinchazo de Dios que me hace sentir en la saliva, se abre el mar de Veracruz por mitad, como una herida. 

Y quiero sin contexto, el silencio de lo que me cuestioné, y por recuentos doy cuenta que siempre es lo mismo. Que no, pero siempre que sí. 

Menos tiempo perdido, más vistazo de amor. 


viernes, 12 de febrero de 2021

P

Hola P,  escribo este texto porque quizá entre letras y poesía fue el único espacio donde pudimos decirnos las cosas.

Añoro el ayer y revivo todos los días las anécdotas de lo nuestro, desde aquel día en que te conocí; éramos otros, los dos, éramos otros. Si pudiera volver a ver como eras o si pudiera observarme a mi en el ayer, sería casi imposible reconocerme, éramos otros. 

Te veo en los gatos que deambulan por las aceras del puerto y en los lomos de las películas que vimos, y también en los de las que ya no pudimos ver, pero que nos prometimos que lo haríamos. 

Aún me sorprendo a mi mismo defendiendo mi punto de vista sobre algo que a ti no te pareció pero a mi sí, me enojo contigo y también me sonrío en mis recuerdos. 

Me parece casi imposible la idea de olvidarte por completo, sería negarme a mi mismo si eso llegara a pasar, y todos los días antes de levantarme de mi cama, ruego a todos los dioses que sigas por ahí. Tocando el teclado con tus dedos, riendo del meme de modo o peinando arduamente tu cabello de tal forma que la gente no note tu creciente calvicie. 

Debo admitir que a veces te llamo Juan, otras veces Juanpi, pero creo que prefiero llamarte Pablo. Sentía que me daba poder, estatus, me hacía sentir que te dominaba con tan solo decir tu nombre así. 

Estoy cansado de pensar quién tuvo la culpa, si tú o si yo, si mi inmadurez o tu ego, si mi inseguridad o tu depresión. Prefiero creer que ambos dimos lo mejor que pudimos y trato de pensar que nos dimos de a todo.  En las imágenes, en las letras, en el salado de la sopa y en lo dulce del pan. 

Y ahora solo añoro, y deseo que las personas puedan sentir de la misma forma que nosotros lo hicimos, que se sientan amados cuando más lo necesitan, que se sientan seguros cuando mas lo requieran y que sientan que lo que hay en su cabeza no son ideas tontas.

Quisiera no culminar este texto sin un remate increíble, una frase que se clavara en tu mente junto con la idea de que alguno vez fuimos, que existimos, pero creo que no hay forma de hacerlo. No hay forma de dar un final increíble, tendría que apagar mi mente.