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martes, 31 de diciembre de 2019

lo que oí, lo que ví, lo que sentí

Cubro mis ojos con mis manos, en el medio de la acción. Encapsulo la memoria para poder volver a ella en el futuro. Descubro mi mirada, estoy ahí, en el medio, vivo.

Volver al pasado es un súbito calambre, es un acto de valentía, es un susurro al corazón.

Porque inevitablemente vivimos midiendo al tiempo, y duele dejar ir a esta década que se va, porque fui en ella.

A veces y todavía a veces, me olvido de mi, me disculpo por ello. Por dejarme de lado cuando al final soy lo único que tengo. 

Me tuve sólo a mi en la ansiedad de la noche, en la solitaria parada del autobús, en el llanto alcoholizado, en la pecera circular, en el pasado roto. 

Y se va mi yo, el que rie, el que llora. El de las borracheras, el de la indecisión a flote. 

Se va un yo que vivió, que mintió, el del miedo a verse como era, que escapó, que amó, que escuchó su música triste al caer la noche, que escribió estos textos a deshoras de la noche, que se falló. 

Y esto yo que se va, no volverá a existir, morirá, junto con la nube de lluvia, junto con el futuro a tu lado, junto con los miedos
ingenuos, y esperando que ya nada se pegue a mi. 

Otro yo que se acaba, y las canciones, y las películas, las sensaciones, esas se irán conmigo, a una nueva vida lejos de mi. 

Porque al final, soy lo que vi, lo que escuché, lo que sentí, lo que amé.

Y lo que pasó en la década ya fue, y sucedió y nos hará mejores. 


miércoles, 18 de diciembre de 2019

LA PECERA CIRCULAR

Yo era tallerista en un curso que impartía el acuario de mi ciudad, iba un par de veces al mes y dormíamos con los niños justo frente a la pecera más grande del lugar, me gustaba hacerlo. Me sentía cómodo siendo parte de una cosa que no tenía nada que ver con mi pasado, que tenía un poco más que ver con las cosas que quería para mi futuro., Además, me ayudaba a soltar mi imaginación. 

Originaba anécdotas que se iban formando solas en mi cabeza. Pensaba que los pangasios eran mis amigos, quería abrazar al pez erizo la vez que me contaron que lo molestaban en cada una de las peceras en las que había estado. Sentía pena por los escorpión, traidos sin remedio a esta parte del mundo, sintiéndose tal vez solos, desorientados y discriminados por el veneno que emanan, tal vez ellos ni querían provocar ese dolor. Me molestaba la presunción y fanfarronería de los delfines y sentía impotencia al recordar como una vez habían separado a una pareja gay de pingüinos. 

Era un mundo aparte para mi, me gustaba adentrarme en medio de la pecera circular, aislado del mundo que a veces me parecía hartante y horrible, encontré ahí un refugio, un espacio de paz, ajeno a las cosas que azotaban al mar abierto. 

Cada día era una sorpresa para mi, conocer a niños nuevos me llenaba de una nostalgia que parece aún indescriptible, era verme en ellos, recordar mi pasado, ver en sus ojos los recuerdos que se asoman en mi cabeza, los buenos y los malos. El gordito apartado sin amigos, la niña disciplinada que hacía preguntas mordaces para evidenciar que sabía mucho, al que olvidaron y se sintió triste porque sus papás llegaron tarde por él. Al penoso, al enojado, el enamorado, en todos había algo especial que me hacía sentir que en ellos había semillas distintas que crecerían y originarían mentes marcadas por ese lugar que compartíamos, incluso y tal vez marcadas por mi, y eso hacía que yo sintiera una conexión íntima y especial con ellos. 

Y no voy a olvidar a Saúl, evidenciando su gran intelecto a cada oportunidad que tenía, a Leo siendo un impertinente pero agradeciendo al final con un abrazo, a Joaco, sintiéndose apenado por admitir frente a mi que no podía distinguir los colores por ser daltónico, a Max desesperado sin poder sostener bien las tijeras derechas siendo el zurdo. Me hirió no poder darle toda mi atención a la creatividad de Iker por tener que corretear a Renata para que acabara su manualidad, sentir el abrazo cálido de Mateo después de que acepté su galleta de chocolate, el enojo que me causo Jorge pero que al final me hizo dar cuenta que eso lo hacía inevitablemente especial, y así podría continuar hablando los siguientes tres mil párrafos de los momentos que sin darse cuenta me regalaron. 

Al final, al acercarme al acrílico, los veía a ellos, y también me veía a mi, preocupado sin saber, anhelando un futuro nuevo, enojándome por no saber que hacer, sintiéndome apenado por el que dirán y llorando por el dolor de una causa perdida. 

Ellos son yo, y yo soy ellos. En este constante ir y venir de los peces, nadando, tratando de  encontrar sentido a una pecera circular.  

lunes, 16 de diciembre de 2019

juicio

Dolió cuando perforaron la encía,
engañarme a mi mismo, sentir el dolor de tu rechazo,
era leer en sus tatuajes los instantes que yo nunca pude darte,
ser el hijo no querido, el homosexual amanerado,
sentirme olvidado, sentirme gordo,
la vergüenza de usar un pantalón apretado.

sangro toda mi boca, enseguida llegó a mi paladar el sabor metálico de la sangre.
sentí el sabor de todos esos panes,
esos dulces,  esas meriendas que devoré
para llenar el vacío que aún arrastro.

el entumecimiento en la encía me hacía sentir inmóvil,
indefenso y estúpido.
sin salida, atrapado en una cadena circular de odio,
rencor, pobreza, desconfianza y asco.

perforaron el tercer molar,
lo partieron en pedazos, y dolió,
partir el nervio me hizo sentir un dolor indescriptible que recorrió todo mi cuerpo,
derramar una lágrima, una sola lágrima es lo que se puede derramar cuando se sufre así,

el estar solo, sentirme solo, llorar por las noches, olvidar quien soy,
darme asco frente al espejo, querer arrancar los pliegues de mi piel,
sentir vergüenza por todo lo que sigo sin ser y darme cuenta de que ya se me fue otro año.

y no hice nada relevante, pero sí,
arrancarme de tajo el puto juicio que llevaba atorado en lo más profundo de mi dentadura,
gritar por dentro en casa segundo amarrado a esa silla incómoda,
en ese cuarto asquerosamente limpio,
con una luz cegadora y un olor pulcro,
frío, frío, frío.

y es recordar la ventana de un viaje,
ver mi cuenta bancaria vacía,
sentir que no se pertenece a ningún lado.

y es que no soy, ni hice,
no fui, ni traté.

y ahora existe una herida latente, un hoyo de sangre coagulada,
un poema que voy a escribir,
un dolor que se va a quedar ahí,
para siempre y por siempre.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Las luces

Ahí yacía yo, recostado sobre una superficie incómoda, retorciéndome del frío que carcomía mis huesos y mis pies. 
Sentí dolor en las encías, un ardor que carcomía mi ser hasta llegar poco a poco a mis nervios. No podía ver bien que pasaba a mi al rededor, escuchaba voces que susurraban futuros distantes y confabulaban en mi contra. 

Vislumbré un par de luces sobre mi rostro, borrosas, lejanas, bellas. Aparecieron justo ahí, casi cegando la poca vista que tenía, tranquilizando el dolor que sucumbía a mi cuerpo. 

En medio del lugar helado, sufrí por mis errores del ayer, desgarré mi mandíbula hasta que sangrara y escupiera las cosas que no dije, sentí el dolor en la garganta, una garganta que dolía por tragarme todos los secretos que no dije. 

Y vi las luces una vez más, ahí, suspendidas sobre mi, lejanas, cercanas, borrosas, como un mensaje claro al que aún no tengo acceso, un futuro que aún no logro hacer que me pertenezca, un camino que aún no veo claro. 

jueves, 21 de noviembre de 2019

anx

podrida la casa está,

arde en la incertidumbre de lo que queremos hacer

qué somos,

por qué somos,

el tiempo se consume a sí mismo.

porque lo que hay ya es todo,

y se fue, y no se si vaya a volver.

porque ya fuimos y escapamos.

arden las cenizas, muertas sobre el papel y la tinta.

las llamadas, los mensajes, nada.

caras que han muerto por nuestra culpa.

y ya buscamos algo mejor que hacer.

tiempo,

decisión.

viernes, 8 de noviembre de 2019

lluvia y mar

Vuelvo sobre mis pasos,
pisadas sobre la lluvia,
mojan mis tenis y los llenan de lodo.

Caminar por las calles del centro en un día lluvioso me hace sentir vivo,
me hace sentir parte de este lugar que se cae a pedazos.

Y no soy distinto, pero sí.
Y vuelvo a mirar atrás,
mirar las pisadas.

De este yo que se cae a pedazos a veces,
pero así mismo se mantiene firme, observando al mar.

No soy distinto de mi ciudad.






jueves, 24 de octubre de 2019

Hojas de otoño

En el umbral de la puerta
te vi saltar entre las hojas secas del otoño.

Con tus pijamas, corriste hacia mi,
me miraste con ojos ingenuos, donde habitaba todo el
amor que no nos habían dado.

Mientras te regañaba por tus rodillas sucias,
noté la sonrisa de tu rostro.
Se asomaban tus frágiles dientes.

Y entendí que éramos uno mismo,
que éramos iguales, que habíamos venido
del mismo lado.

Y la sangre que corría por mis venas
era del mismo color que la tuya.

Somos iguales y distintos.

Somos tierra y agua.

Emociones libres y contenidas.

El verde de las hojas se quedó en la primavera,
siempre vivimos en el otoño, en los ocres
que vinieron después.

Y es que nunca hemos sido verdes,
más bien cafés,
más bien azules,
más bien rojos,
pero nunca verdes.

Y a veces me pregunto cuando
volveremos a ser uno mismo,
a abrazarnos entre las hojas,
como aquellos días de viento en los que no éramos nada,
más que dos ingenuos sin suéter,
brincando sobre hojas sucias y marchitas.

miércoles, 16 de octubre de 2019

mezcla

la luna la flecha guía

la cerveza un elixir de encanto

la mezcla de búsqueda de energía

buscar lo que fui en ásperas nubes

la piel alcoholizada en mis manos sudadas

el asco que me tengo al darme cuenta


domingo, 29 de septiembre de 2019

yo solía ser lluvia

Yo solía ser lluvia,
la nube gris que cae sobre mi dolor,
las gotas de agua fría que salpicaban en mi rostro,
el olor impertinente del final.

Comenzó a llover.

Gotas cayeron sobre mi cabeza,
casi como poesía o como una burla a mis emociones.

A veces olvido lo que significaban las gotas de lluvia,
porque a veces ya no quiero ser ni yo mismo.

Que significarán esta vez:
el cierre de un ciclo,
mi dolor cayendo desde el cielo,
la nube podrida de mi brazo,
lo que soy por ti.

Soy las lágrimas perdidas en la lluvia,
el agua,
el mar del que vengo.

Eres mar, soy mar.
Somos mar.

El mar que me abraza
y que deja su agua salada en mi.

lunes, 23 de septiembre de 2019

estoy

Y yo estaba enamorado de él,
de su sonrisa deslumbrante,
de las ideas que habitaban en su cerebro.

la idea de su aura visceral
destruía a diario mi ser.

Si pudiera olvidarte esta vez,
pensaba al dormir,
pensaba al comer.

Y yo estaba enamorado de él,
de sus dedos mordidos al pasar por teclado,
de las grietas que cubrían su vientre.

Fue demasiado,
es demasiado,
somos demasiado.

Las lágrimas que fluyen,
el miedo que nos consume.

Y yo estaba enamorado de él,
estoy enamorado.

viernes, 6 de septiembre de 2019

pastel

tus labios se derriten sobre los míos como crema batida,
es el sabor de la mantequilla y de la azúcar morena derretida,
olfatearte es como un paseo en la panadería.

tus axilas desprenden el olor de la harina, 
y tu pecho exuda el elixir de la vida.

pisadas sobre el césped del parque de la vecindad, 
el encuentro detrás del pastel secreto es libertad. 
la infancia pasa frente a mis ojos.

¿existo yo en tu vida?
¿existes en la mía?

el dulce amargo de nuestros labios en las sombras, 
me recuerda al tiempo que ha pasado, 
nunca hemos existido en la vida real.

¿qué es la vida real?








miércoles, 4 de septiembre de 2019

todos son yo

porque se quien soy, se quién no soy.
porque no se quien soy, se que aún me falta saber quién soy.

buscando entre pedazos de recuerdos anidados en mi estómago,
creo circuitos circulares que no hacen más que repetirse
y crean cadenas de melancolía que se aferran a mi colon.

siempre es lo mismo.

la tos de mi garganta,
espasmos estomacales
y llantos salados.

el amanerado del short azul,
el obeso que todos ignoran,
el borracho tirado en la grada 131.

soy todos y no soy.

soy todos porque aún los arrastro todos los días,
los llevo conmigo a la oficina
y los arropo con textos y música cada noche.

los llevo de compras,
los invito a comer papas fritas
y compartimos cervezas a la luz de la luna en el bulevar.

a todos ellos los amé y dejé ir,
en medio de sollozos y dolor estomacal.

me los llevé a correr,
a gritar,
a bailar,
los hice creer que algo mejor vendría siempre después de la tempestad del dolor,
pero a veces ya no se si son mentiras.

y todos ellos me miran a cada paso, esperando que les de una resolución,
una respuesta que a veces no se si voy a encontrar.

me miran y los miro.

porque somos todos este mismo que soy yo.

el que llora, el que ríe,
el de la falta de afecto,
el de las borracheras tristes,
el que llora en las fiestas,
el de la inmadurez a flote.

lunes, 2 de septiembre de 2019

h u m a n o

noches de agosto que alteran mis sentidos.

la luna es un azar,  observada por quienes la miran

y yo no soy más que huesos, piel y cicatrices.


perdido en las noche, construí una historia de verano,

corrí por las estaciones para llegar a verte.

me esperaban tus labios embriagantes.


y soy intenso porque así me mal acostumbraron,

a no estar listo para los abrazos,

a mal tomar los besos de extraños.


me hizo falta,

y ahora anhelo.


entre sábanas mojadas y el sonido de las moscas

edifiqué este poema que no te voy a declamar,

lo voy a guardar para mi.


el asco de nuestro contacto carnal es una oda a mi coraza despedazada

es el sonido continuo del ventilador

y el enojo de Glenda en la habitación contigua.


la música que narró el encuentro

en la cima del médano nuestros susurros

y yo no soy más que imperfecciones y sudor.


no soy nada más que un humano.

domingo, 1 de septiembre de 2019

cuarentena


atrapado en la monotonía de mi dolor, 
fui enviado a cuarentena.

como una especie, pené 8 semanas entre recuerdos, 
salmonela y gritos de niños. 

el dolor inevitable se hacía presente en cada rincón
y en cada tos nerviosa 
porque aquí tú no existes, ni existimos, sólo existo yo. 

edifiqué textos entre fotografías, derramé lágrimas de agua salada
y sufrí de cansancio entre comidas corridas. 

y jamás me olvidaré del verano, 
de los gusanos que comí, 
del olor a pescado que se escapa por las esquinas, 
de los niños a los que quise
y de los amigos que hice. 

en el medio de la pecera, observé a los lejos noches de alcohol, 
las veces que rieron,
y las aventuras que pasaron.
observé el tiempo pasar. 

y cada error fue un motivo de catarsis,
un disco duro lleno de recuerdos, 
el camión olvidado,
las arcadas de dolor.

y ahora ya nada será igual, 
ni yo, 
ni mis risas, 
ni mi llanto desconsolado,
ni mi andar por la pecera circular,
ni mi amor por ti.

porque al principio no quería,
pero ahora sí quiero, 
y quise más fuerte que nuca,
porque el verano fue mío y nadamos mío. 

y ahora es tiempo de volver a la marea, lejos de las paredes de cristal que me encerraron,
pero no. 
porque estar aquí fue ser libre, 
fue nadar en paz y con tranquilidad,
fue sanar,
fue olvidar,
fue mejorar, 
fue madurar,
fue amar, 
fue crecer para volver al inmenso mar salado aún lleno de mis miedos,
al menos me queda dejarme llevar por el oleaje duro y tempestuoso,
pero estoy listo para volver. 



martes, 20 de agosto de 2019

cassiopeia

De cabeza, en medio del agua tropical,
habita cassiopeia,
viendo hacia atrás mar y cielo pasar.

Un grano de arena en la playa,
una gota dentro de la marea.
Muy poco, y a veces nada.

Y así se siente, verte toda en el cielo,
y no valer nada.
Soy arena, soy marea.

Y en la fina sonrisa de tu rostro,
en el doblez de tus labios,
o en la caída de tus rizos,
puedo perderme,
puedo enamorarme como lo hacían de Casiopea.

Invertidos mis pensamientos.
invertidas mis emociones que yacen en mis 4 estómagos.
Soy arena, soy marea.

Botarme sobre la arena,
esperar que sea de noche,
y poder admirar de repente la belleza de Casiopea.






sobredosis

Lejos de ti,
lejos de mi.

El cristal salado nos divide.
Habito en la  galería 3, en medio de reflejos de luz
y azul de metileno.

Y cada paso es extrañarte como nunca,
sentir una presión en el pecho,
un dolor en la aleta dorsal.

Te busco y no estas,
me buscas y estoy a medias.
Y me duele.

Perdido en lo que fuimos,
recuerdo una emoción en mi pecho,
y vuelve a ratos.

Vuelve, en medio del alcohol,
en cada parpadeo, en los maullidos de los gatos,
en el pasar de los pangasios, en el sonido de las olas.

Y me duele.

El erizo olvidado en el arrecife.

Y me duele.

Sobredosis de emoción.

lunes, 12 de agosto de 2019

parguete


hace un tiempo vine aquí, 
inocente del mañana 
e inmaduro del ayer.
corrí y salté dentro del agua.

vine a parar a un espacio creado por recuerdos 
que toman forma la forma de un océano profundo, 
azul como mis sentimientos 
e inmenso como mi miedo. 

crecer se volvió doloroso, me tomó tiempo, 
sudor, lágrimas y mucho mar.
una oración desbocada resonó en mis oídos
durante un ayer inconstante. 

tuve que perder mis recuerdos depositados en un disco duro,
iniciar de cero, perder mi ego 
y quitarme todo aquello que no es mío
y que nunca fue mío.

y crecí, 
a desvelos, 
a regañadientes
y a dolor. 

frente al mar, me olvidé,
deslavé mi antiguo esqueleto, 
la sal corrió la tinta que restaba en mi piel, 
y me sentí grande, y me sentí parte. 

al final, por dentro siempre seré yo 
y tendré que volver al lugar donde comencé, 
al lugar donde fui un pequeño parguete.

martes, 6 de agosto de 2019

barracuda


impaciente es la espera,
en la profundidad del agua, 
en el espacio sagrado creado por emociones.

y paso un año, otro más, 
sin darse cuenta estuvo en el mismo lugar,
ahora solo, anhelando una compañía carnívora.

y cada año vuelve, porque le gusta,
y cada año vuelve, aunque no quiera,
y cada año vuelve al lugar de los más grandes. 

porque volver es inevitable, 
es una misión continúa,
un destino hablando en forma de perciforme.

y le teme, 
y le ama, 
su paciencia inaudita,
su velocidad sin piedad,
su astucia picuda. 

martes, 30 de julio de 2019

pozo

Vuelvo una vez más,
dentro de las aguas oscuras,
al lugar del limo y la humedad,
caí.

Se rompió en pedazos una vez más,
como ya sabía,
se quebró,
como lo supuse.

¿Cuántas veces lloré hasta quedarme dormido?
¿Cuántas veces anhele un futuro distinto?

Y me encuentro aquí, de nuevo,
en el fondo, bien en el fondo.



viernes, 19 de julio de 2019

fuente


el agua corre, salpica.
es un ruido constante y una pieza de decoración perpetua
vieja.

observa fijamente a quienes pasan, y me mira.
eso pienso yo,
me gusta pensar que me mira,
ir y venir,
subir y bajar,
y derrumbarme
y no se mueve, continúa fluyendo, inmóvil. 

el tiempo pasó, y me encontró en el medio del lugar
me vio fijamente y lloró
derramó agua sobre si misma
sacudió el lugar y salpico mi rostro.

existíamos, pero ya no.
¿existo ahora?

con forma de delfín alegra a quienes la ven pasar, 
pero es pasajero, 
conmigo es distinto
soy especial y ella es especial para mi,
son los recuerdos que atesoramos, 
el llanto olvidado, la mano perdida, 
la soledad continúa. 

es el tiempo que nos hemos regalado, 
mis pasos en la mañana, 
bostezos de la noche, 
el sol y la luna,
el día y la noche,
los días que han pasado, y los niños
que hemos visto. 

y continúa ahí, a veces olvidada.

miércoles, 3 de julio de 2019

estanque

bajo las profundidas, me oculto.
en un grito de agonía decido que es mejor huir a la oscuridad del agua. 
con una esperanza perdida.

sangre molida en mi mejilla, tatuajes hundidos y dolor, mucho dolor.

en medio del lugar salado, evoco una canción que había escrito para ti,
recuerdo las preguntas olvidadas, pienso en las respuestas que no llegaron.

me atrapo a mi mismo en el medio del agua clorada y medusas invertidas.

arde, como arde el piquete de las esporas,
duele como el pasado que se arrastra sobre la gravilla,
y ya no existes en este estanque de animales.

jueves, 20 de junio de 2019

monstruo de mil cabezas

el monstruo de los mil rostros se hace presente cada noche en mis pesadillas,
cuantos nombres, cuantas pieles.

y quisiera escupir cada una de esas caras,
quisiera arruinar lo que son

el monstruo te devora, bebe tu sangre
y olisquea tus axilas.

un abecedario esta tatuado en ti

Los odio
Veo con asco
Juro olvidarte
Esto duele
Esto más
Duele
Un día
No olvido

y la lista sigue.

y a veces le temo más de lo que debería.


templo

hablar de usted arde en la lengua,
se siente en el paladar el sabor de su recuerdo.

en medio de mi ignorancia y de mi ingenuidad
edifiqué un templo hacia usted,

y contagiado de la hipocresía,
lo demolí a pedazos.

y no eres mío, nunca fuiste
y no soy tuyo, aunque yo quiera.

porque hablar de usted es hablar de muchos
es hablar del mar,
es hablar del asco que te tengo,
es hablar de tu sonrisa malvada
es hablar de los rizos que caen en tu cara
es hablar del portal de tu pecho

y tus palabras, enervantes,
ensordecedoras,
se clavan en el abismo de mi alma,
viven en mi ahora.

te entregué quien soy,
mis recuerdos a medias,
mis sueños pendejos,
el asco de mi pasado,
y mi estupidez.

te sumergí en el repudio,
en la obesidad.

y el templo es una ruina,
se cae a pedazos como los edificios vacíos de la ciudad,
pero es hermoso.





martes, 21 de mayo de 2019

destino

los momentos de dolor nos trajeron aquí,
recuerdos olvidados,
peleas a media noche,
dolor entre luces de fiesta,
asco,
furia.
todo eso nos trajo aquí

¿y vale la pena?

la pregunta ronda en los pares craneales,
la respuesta no es clara.

poniendo fé en el destino,
sí existe,
no existe, 

no creemos en coincidencias,
pero qué nos trajo aquí.
justo ahora,
justo aquí,
justo en este lugar que parece inhóspito.

una cornucopia,
parece bueno,
pero estoy exhausto,
y no se si pueda,
de nuevo.

la marea,
el agua,
la noche,
la tinta,
la cebada,
esa vida ya no existe.

esta parece distinta,
después de haber tardado,
el destino nos trajo una vez más aquí,
pero tal vez,
tardamos mucho,
tal vez ya estoy muy cansado.

lunes, 20 de mayo de 2019

vómito

un dolor en el estómago atacó toda la mañana, no cesó. después de roer el pan, me dejó la lengua con un resabio masudo y asqueroso.

el bolo alimenticio llegó a mi sistema para hacerme un reflujo permanente, un dolor que tal vez había llegado para quedarse.

me sentí ciego, me sentí sordo, me sentí ingenuo en medio de la cocina, el olor a café amargo me hizo sentir ignorante de mi pasado, anhelando un futuro que no existe con recuerdos olvidados.

el sonido del microondas me atrapaba en su ruido continuo y hartante, el asco en la boca de mi estómago se hacía más fuerte.

vomitar, quería yo.

vomitarme todo yo, vomitarte encima todo lo que me hiciste ser y que no soy.

vomitar mis recuerdos falsos.

vomitar mi vergüenza.

vomitar mi ignorancia.

vomitarte a ti.

martes, 14 de mayo de 2019

¿Cuántos se necesitan?

Caminando por el valle, sombras, almas sueltas, demonios libres, fantasmas del pasado. Te provocan, quieren comerte y anhelan tocarte, hacerte suyo, y te resistes, eres fuerte, pero también débil. 

Sostienes una mano caliente, te dices feliz, recorres los campos florales mientras sonríes y vociferas palabras de miel, pero a veces y sin darte cuenta pisas algunas lilis, o aplastas sin querer algún nido de hormigas. 

Te hieres, espinas carcomen tu piel, el veneno ardiente de las arrieras hacen quemar tu ser, pero es excitante el dolor del caos y lo que trae consigo, te recuerdan que estás vivo porque no sólo el canto del pájaro es hermoso, también la sensación de la espina clavada en la piel. 

Sueltas el calor de la palma, descubres cuevas oscuras, llanos solitarios se hacen presentes frente a ti y caminas alrededor de altas montañas que solo te provocan frío, querer volver al valle donde caminabas al lado del fuego es un recuerdo constante que se vuelve parte de ti.

Volver, es fácil y a veces difícil, te vas y vuelves, a veces más lento y a veces más rápido, vuelves, te cansas, te vas, te recuperas y vuelves.  

Y en el camino ya has roto un sinfín de flores, has quemado chozas enteras y roto nidos de aves cantoras, todo por el enervante sabor del caos, el delicioso elixir del dolor que te hace volver al lado al camino, a recuperar fuerzas al lado de la sombra burbujeante. 

Todo para tratar de sentirte bien o de sentirte mal, pero sentir, y al final, volver otra vez. Siempre se vuelve otra vez. 

Y al final, te preguntas, ¿cuántos corazones necesitas romper para salvar tu valle?




martes, 7 de mayo de 2019

yo, digital

Parece que fue ayer cuando me inauguraba en el mundo de la escritura, ni siquiera me sentía cómodo hablando sobre mi mismo, ni siquiera sabía como hacerlo, y ahora, han pasado más de 6 años. He despotricado sobre mi y mis emociones en más de 100 escritos que han salido de distintas partes de mi ser. 

No soy el mismo de ayer, pero sí, pienso al releer mis penas amorosas del ayer, al recordar mi llanto por un examen imposible, al pensar en las veces que fantasee salir del closet o cuando me descubrí a mi enamorado de lo imposible.

Parece hace tanto, parece tanto, pero estas ideas, estos textos y estos años se han ido escapando de mi sin darme mucha cuenta, se han configurado en una serie de párrafos que hoy aún, a veces, me intimida compartir, y es que aún me apena mostrar quien soy, quien fui y quien quiero ser. 

Y no olvido, porque mi autodiagnosticada hipermnesia a veces me lo impide, y puedo volver a leer cada uno de ellos y puedo volverlos a vivir, como si aún viviera en ellos, como si repasara las emociones una a una. 

Pensaba el otro día en como he perdido el tiempo, según yo, pero pareciera que no ha sido tanto, al menos, esas dolorosas noches de ansiedad, las agonías del alcohol y el doloroso paso de la verdad en mi pecho se han regurgitado en palabras, en recuerdos que quedan atesorados dentro de este espacio digital,  y a eso me refiero cuando digo que nuestras emociones viven en gigas. Soy una persona en línea, atesorando recuerdos en un ordenador, dentro de una pantalla que emana luz, como la luz que emano, tal ve no somos tan distintos de las máquinas. 

Aún no sé que voy a hacer con todo esto, con estos textos, aún no se donde los voy a poner, si debería ponerlos en algún lado o solo guardarlos para mi, esperando a que el apagón tecnológico los consuma, a que la muerte de mi memoria digital me haga olvidar lo que alguna vez fui. 









domingo, 5 de mayo de 2019

Mandalas

Y la verdad en tu boca me tomo por sorpresa. 

Te fuiste, huiste en la oscuridad para intentar resolver códigos en sánscrito, te fuiste a tratar de decodificar los símbolos en otra piel. Y yo me quedé, solo, recordando quién era, quien fui. Tratando de decodificar el símbolo que muere lentamente en mi piel, el símbolo que ambos fuimos matando y que ahora está por desaparecer. 


miércoles, 1 de mayo de 2019

Yo, en el pasado

Terminamos, el dinosaurio se fue, nos dejamos con un sabor a mermelada en la boca, a pan de dulce y frijoles refritos, porque así sabía nuestro amor. A caminatas en el atardecer, a donas con chocolate, a dos y a cuatro ruedas, a fotografías, a olas, a cerveza y tequila barato, a dolor. 

Y han venido a mi mente los recuerdos de un yo que se quedó en el pasado, como un recuerdo olvidado, junto con quien sabe cuantas más cosas que habré perdido en el camino, y ahora mi mente va a aquellos días en los que bebía alcohol barato o temía de las pieles extrañas, aquellos días en los que imaginar era difícil, en los que crear parecía insólito. 

Un aire caliente de melancolía recorre mi estómago desde hace unas semanas acá, al pensar en todo aquello que ya no viví, todas mis dudas no despejadas, los hubieras que se quedan enterrados en las profundidades de mi mente. 

Adiós a mis otros yo del pasado, esos que se fueron con sabrá Dios cuántos nombres y rostros, cuantos domicilios no conocidos, cuantas lágrimas derramadas, cuantos besos no dados. 



Catarsis

Catarsis, ha resonado en mi mente desde la primera vez que hice a la palabra parte de mi vocabulario, una de mis favoritas y de las más emocionales. Catarsis, hasta pronunciarla suena interesante, desgarrador, como si algo se rompiera en el paladar cada vez que intenta uno sacarla a colación en alguna conversación. 

Y así he hecho algunas palabras parte de mi vocabulario común, de mis pensamientos, de mis oraciones, de mis textos que vienen ha desencadenar en catarsis. 

Mi mente y mis recuerdos se van formando con base en palabras, las palabras se vuelven pensamientos, las oraciones se vuelven recuerdos, los textos se vuelven sentimientos. 

Y la catarsis sigue siendo una palabra imprescindible, vivo entre sus vocales, susurro entre sus consonantes y me alimento de ella, la traigo en mi piel, la siento sobre mis vellos. 



miércoles, 24 de abril de 2019

Soy libre

¿Qué es ser libre? Resuena entre las paredes de mis oídos, se mueve el pensamiento alrededor de mi córtex cerebral, es una vaga idea. 

Soy libre, no soy, nadie es libre, tendría que librarme de mis propios pensamientos, tal vez, para intentar serlo o estarlo, como si ser libre pudiera serse o definirse; libre, pienso, nadie es libre. 

Alguna vez lo fui, pienso, me pregunto.

Y ahora todo el ayer pareciera una lejana mentira, un pasado confuso, una sombra olvidada, otra vida, otro tiempo, pues ya no soy, ni seré otra vez. 

Y vuelvo al recuerdo, atesorado, vuelven, como muertos despertados de la tumba sin retorno, y es que al anochecer, me piensan, me recuerdan, me ven sus manos, en sus caras y es que soy o solía ser uno, el que ya no soy. 

Soy libre, pienso, como si ser libre fuera o siera, pero no soy, y tal vez no seré, tendría que estar muerto el cuerpo, tendría que morir el alma, tendría que apagar mi cerebro. 

¿Libre de qué? De mi, de ellos, de ti, de mis pensamientos que carcomen, de mis recuerdos que arden, de la vaga idea de la tranquilidad, libre de qué.


viernes, 19 de abril de 2019

Nos falta tiempo

A través del espejo, te observo a la lejanía, luces tan lejos y al mismo tiempo tan cerca, la mirada de tu retrato me hace reflexionar, pienso en cuantas veces te han roto el corazón, cuantas veces has sentido miedo, cuantas veces te han fallado, cuantas te han hecho feliz. 

Al mirarte otra vez, pienso en ti, pienso en mi, pienso en nosotros en el ayer. Pienso en todo como un recuerdo suspendido en el tiempo, esperando a que termine de cuajar. Le falta tiempo. 

Nos faltó tiempo, y nos faltará más porque no somos y no seremos porque sigo siendo de otro sin ser, sigo sin ser mío. 

Y me romperé, y tendré miedo, y me fallaré. 

Me falta tiempo, nos falta tiempo.

Quién sabe cuantos años más tendrán que pasar. 

miércoles, 10 de abril de 2019

El cuarto gris

Y se volvió gris, sus paredes se volvieron tenues, el color se volvió frío, y como no iba a ser de esa misma forma, se volvió gris igual que los cuartos que lo habían marcado.

Este, el más importantes de los cuartos en los que creció, en los que vivió, también se volvió gris.
Gris como un día nublado, gris como la melancolía eterna que habita en su corazón, gris como las nubes cuando llueven, se volvió gris.

Alguna vez fue azul, azul rey, verde, intentó ser crema, intentó ser amarillo, fue muchos colores, cambió, vibró al compas de quienes lo visitaron, sus paredes observaron desdicha, llanto, amor.

Lo acompañó cuando su corazón se quebró, lo acompañó cuando vislumbró un nuevo reto, lo acompañó cuando rió y también vivió su ausencia, su dolor, sus ir y venir y cobijo a quienes lo visitaron.

Ahora se ha vuelto gris, y es que no podría haberse vuelto de otro color.


viernes, 5 de abril de 2019

Las primeras veces

Y los cuento con los dedos de la mano, y me sobran, porque no puede haber tantos en mi vida, son pocos, pues me sobran dedos de esa mano, y los cuento, y los recuerdo. 

Porque de ellos soy, y ellos son míos, quienes me descubrieron, ante quienes me descubrí y a quienes descubrí. Soy por ellos, y son por mi. 

Un recuerdo inmaduro, una mano suave, un momento temeroso, una emoción en el pecho, son míos, y soy de ellos.

Y fueron las primeras veces, que lloré, que reí, que temí, que me emocioné, y es que siempre seré de ellos, y siempre serán míos. 

Y no solo las primeras veces duele, las demás también duelen, duelen por el recuerdo de aquellas primeras veces, de aquellas veces que fui de ellos, y que fueron míos. 






jueves, 4 de abril de 2019

Luna #2

Se encontró fumando y bebiendo solo como un teporocho, como un vil alcohólico en la habitación de un color chillante, que solo de verlo, lo hartaba. Miraba la luna en medio de la negrura de la noche y que se extendía hasta el infinito. De repente sintió ganas incontrolables de llorar y gritar, de lamentarse, pues la Luna le recordaba a él, le recordaba a la gran ciudad, le recordaba a su infancia, siempre veía a la luna más y más lejana. Ahora estaba ahí, estancado, como si el mismo se hubiera amarrado y detenido el curso de su vida. Busco en sus recuerdos todos sus sueños, pero no los encontró, bebió de un solo golpe el último trago de cerveza y arrojó la lata a un lado de la cama como culpándose, aborreciéndose y dándose cuenta en lo que se había convertido. 

viernes, 29 de marzo de 2019

EL LUGAR MUDO

La música que sonaba en el bar era quizá lo menos importante, tampoco importaba lo que habían bebido, la ropa que traían puesta o con quienes estaban. Bailó con él sin pena, sin miedo a ser visto y con una sensualidad que se le escapaba por sus poros, por sus ojos y por su boca olor tequila.
En medio de la oscuridad y frente a las luces del DJ, lo besó como si hubiera sido su primer amor, como si la vida se le fuera en besarlo, como si hubiera tenido que esperar una eternidad para poder hacerlo. 

Y no lo juzgó, no puso pruebas, no puso dudas, paso por alto las claves, solo lo besó. 

Y anhelaría en noches solitarias en las que pensamientos secretos se asomaban en su cabeza que ese hubiese sido su primer beso, pero sobre todo, anhelaría haber vivido en ese momento para siempre. 

miércoles, 27 de marzo de 2019

Noche de ronda

Te miro cruzar frente a mi mirada, te veo rondar por la noche, y como me hieres, como me lastimas mi corazón. 

Y es que es verte y no poseerte.
Y es que es olerte y no tenerte. 

Y dime, esta noche a donde te irás de ronda, mientras yo aquí sufriendo de tanto esperar. 

Y te espero, a que vuelvas de tu ronda, a que vengas a mis brazos, a que me des una seguridad. 

Díganle que lo quiero, díganle que me muero de tanto esperar, que vuelva, que vuelva ya. Que las rondas no son buenas, que me hacen daño, que dan penas, y acabo por llorar. 



Texto inspirado en 'Noche de Ronda' de Agustín Lara. 

jueves, 21 de marzo de 2019

LUNA

El mundo solía ser silencioso, ahora todo se ha dicho. 

Y la luna ya no es un refugio porque al verla pienso en nosotros. 

Y pareciera que mis recuerdos pertenecen a otra vida. 

Un millón de imágenes, un millón de recuerdos, un millón de vidas que quedaron atrás. 

Y la luna sigue ahí, aunque al verla piense en nosotros. 

Tú eres yo, y yo soy tú. 


martes, 19 de marzo de 2019

¿Qué más podíamos hacer?

Cada noche y como una especie de oración, repaso en mi mente el día que nos conocimos, el día que me hablaste, el día que me saludaste y el día que te besé. Repaso como una oración todos esos recuerdos que se han clavado en mi cuello por ahora y quizá para siempre. 

No los olvidó, ahora son parte de mi y se aglomeran en mi garganta esperando a salir entre sollozos por las noches. 

Y a veces pareciera que todo fue un error, que toda esta historia estuvo mal, que no debimos ser, pero fuimos, y todavía a veces somos. Éramos solo dos almas abandonadas, caminábamos solos y sin rumbo ¿qué más podíamos hacer? 





¿Quién más?

Y volvimos, no de la forma que yo esperaba, no de la forma que tú esperabas. Tal vez era inevitable volver, volver; como si en realidad nos hubiéramos ido, en realidad no fuimos a ningún lado, y en realidad no hemos vuelto.

Y se develan secretos ocultos, la noche es corta y los días largos, dormir a tu lado es sinónimo de una felicidad pasajera, una felicidad que no es felicidad, más bien es melancolía. 

Tu cabello ¿quién más lo ha olfateado?
Tu pecho ¿quién más lo ha habitado?
Tus labios ¿quién más los ha besado?

Y somos una más de esas parejas que no pueden soltarse, es que hay tanto, somos tanto, que suena imposible soltarse, olvidarse. 

Y esta realidad no es eterna, no durará mucho ¿o sí? nada será eterno ¿o tal vez lo sea? al final somos un par de seres intentando encontrar el sentido, tratando de dar respuesta a preguntas olvidadas, preguntas que no existen. 

Tus manos ¿quién más las ha estrujado?
Tu frente ¿quién más la ha besado?
Tu corazón ¿quién más lo ha penetrado?





viernes, 8 de marzo de 2019

piel

Habito en mi piel, un lugar recóndito del color del piloncillo, grietas existen por doquier.

Y a veces mi piel ya no era mía, a veces era tuya, últimamente era tuya, y ahora que me la has devuelto ya no quepo en ella, ya no es para mí, ahora es tuya, aunque ya no la quieras.

Y tampoco es mía, porque tampoco la quiero.

Vamos a platicar

El fracaso es un constante recuerdo de su ayer, del futuro y del presente. Una astilla clavada en su pulgar, una piedra eterna en el zapato. Frustrado.

Y sus sentimientos son una constante contradicción, un enigma en su corazón, una incertidumbre en su pecho.

No hay, no existe, no se sabe, y así vive.

Con miedo de quién es, con temor del esfuerzo y a oscuras, en un lugar sin luz.

Vamos a platicar, antes de que sea tarde.


martes, 5 de marzo de 2019

Confesión

Quisiera no hablar, solo ser y que él también lo fuera.

Al final, fue demasiado, no sé donde mirar.

No busques palabras donde no hay, te digo.

No busques palabras donde no hay, te decía.

No busques palabras donde no hay.

No había que buscar.

No hay que buscar.

Yo estoy aquí para ti, te dije.

No había que buscar, no hay que buscar.

Para qué, ya llegaste, ya habías llegado.

Pero donde nos perdiste, perdimos, perder.

Eres fuerte, eres mejor, somos mejores.

Nacimos del agua, eres agua.

No se hacía donde mirar.

Todo lo bueno, todo lo malo.

Mi mundo, todo el mundo.

Un mundo.

Él, yo.

Hubiera querido que nos durarán más las horas para malgastarlas mejor.


-Diplodocus (2017)


Jamón de calidad

Una tabla de recomendaciones sobre jamón fue lo último de lo que hablamos. Se quedo suspendido ahí, como un recuerdo antes de que quebrara lo nuestro. 

Es extraña la sensación de desoriento, incertidumbre, un momento en el tiempo, jamón de calidad.

La última plática, tan vaga, lejana y tan llena de significados. Lo que comíamos, lo que preparábamos juntos, lo que veíamos, lo que vivíamos. Todo se termina con la tabla de jamón de calidad.

Y ya nada va a ser igual, las cosas tardarán en recobrar el sentido, los recuerdos arderán en significados, ahora todo se resume al jamón de calidad.

sábado, 2 de marzo de 2019

Cereal con leche

Una de sus pocas alegrías era comer cereal con leche, pero del que tenía pasas, porque sentía una arraigada afición por comer ese cereal que aunque para mucho poseía un sabor desagradable y fibroso, era su favorito. 

Abrió el refrigerado y tomo la jarra metálica con leche fría y la llevó a la mesita donde lo esperaba su plato lleno del cereal. Al vertir la leche, se le resbaló el aza de sus pequeñas manos y cayó al suelo. Él a toda velocidad y con una culpa bien clavada en la garganta, levantó la jarra que ahora era más liviana. 

Se sintió tan torpe que se le derramaron las lágrimas sin que lo notara, entonces sintió miedo, como aquel que siente la angustia de su soledad y de su insignificancia creciéndole en el pecho.

Lloró mientras trataba de limpiar con una jerga rota, lloró cuando el piso quedó pegajoso y sucio, se castigó a si mismo sin ver televisión y comió con problemas el cereal medio húmedo y medio seco, ya que el nudo que tenía en la garganta y sus sollozos no le dejaban tragar bien. 




jueves, 14 de febrero de 2019

SOL DE INVIERNO

El sol de invierno es caliente y duro como el asfalto, empedrado y oscuro. El sol de invierno es ardiente, se pega a las paredes y arde sobre la banqueta. 

Ardo, ardo en la incertidumbre, vivo en las llamas creadas por luces de bengala y palomas que han hecho explosión formando estelas de luz peligrosa.

¿A donde pertenezco? ¿Aquí pertenezco?

Si al mirarte me pierdo y al irme te recuerdo. 

Anhelo libertad y exijo el pecho donde me has dejado habitar. 

Y tampoco me encuentro a mi mismo en las calles del sol, no pertenezco a ellas. 

Vuelvo, los balones botan, caricias en cada esquina, me escondo entre las sombras de la noche, y lloro sobre recortes de revista. 


Reparar

El columpio que nadie empuja, el cuento que nadie relata, el beso que no se da antes de dormir, el abrazo que nunca llega. 

Desde pequeño aprendí a reparar las cosas rápido, fácil, un poco de pegamento o cinta y los trozos unidos. 

Y cada vez que algo se rompe, lo armo; con los pedazos que van quedando, los uno, los entrelazo. 

Y cada vez que me rompen, me armo; con los pedazos que van quedando, los uno, los entrelazo. 

Siempre me rompen, y siempre me armo.

Me hallo en el suelo, quebrado. Me miro ahí, hecho polvo, destrozados y luego una vez más, me armo. 

El balón desinflado, el plato quebrado, el reflejo roto. 


lunes, 7 de enero de 2019

Alfonsina y el mar

Ella vino del lugar donde al aire es limpio, del lugar entre cerros, donde la gente cálida y del color de la tierra. Viniste a caminar sobre la arena, sobre el sendero, junto a la espuma. 

Sus manos gorditas y morenas cubrían mis ojos, a veces me ofrecían un pan o un abrazo. 

Su olor era a jabón y a ropa guardada. Jugaba conmigo cuando todos se iban, y sabía quien era yo cuando nadie sabía.

Lloró por las noches, y en los rincones y supo ser fuerte, y supo luchar porque de donde vino así le enseñaron.

Quisiera cargarla, porque es pequeña, pequeña pero enorme, tan enorme como su amor, tan enorme como su valor. 

Y ahora estas vestida de mar.

Y se ha ido con dios, pero no morirá porque del lugar donde viene, Dios nunca muere.