Seguidores

martes, 29 de marzo de 2022

LA VISITA

Como un eco, escucho palabras salir de mi boca, se han acostumbrado a vivir en mi cabeza que ahora les parece raro existir afuera. Como un eco las veo, como un eco mi rostro en el de los demás, mis recuerdos en los de los demás, mis historias en los demás. 

Se vuelven más complejas, la salida de las ideas, es sentirse feliz y luego volverlo un recuerdo melancólico, es el enojo que rápido se vuelve cariño, el miedo que se ha vuelto un recuerdo ansioso, es las risas vueltas llanto y las peleas convertidas en un puñado de historias con grietas. 

¿Qué soy? ¿qué creo que soy? las respuestas están por ahí inciertas. Me visitan como un eco. Se han vuelto anexos de mi cabeza, capítulos en estantes que aparecen de repente.

Extraño a mamá y papá, 

quisiera ser más, 

quisiera dar más de mi. 

Quisiera no haber tenido miedo de hacer las cosas que quería hacer, 

quisiera no haber sido necio, 

quisiera no haber bebido esa copa de más 

o llamado a alguien más. 

Quisiera no sentir el peso de mi existencia tan constante, 

quisiera haberte dado un último abrazo, 

quisiera haber sido más valiente, 

quisiera tomar todo eso que ya no existe y volverlo imágenes y letras y luego tirarlas, 

que me duelan, 

que me hagan llorar. 

Pero al mirar atrás,  todo es un eco de lo que fue y que ya no existe. De los quisiera imposibles, pero que poco a poco se han vuelto diferentes historias, a su modo, como les sale, como se puede y no queda de otra más que vivirlo. 

Me visita la idea de lo que pude haber sido, y me veo a mi mismo con la idea de lo que soy ¿cuál es mejor? Supongo que esta en la que me ha agotado el sol, y ma ha hecho escribir estas letras; redudantes, repetitivas, la misma idea una y otra vez, el eco mismo. 

Porque al ver a mi alrededor, al ver a todos irse, no queda nada, más que una vez más las palabras en mi mente, mis recuerdos en mi mente. Y sentarme en esta sala, y pensar en que es lo que me gusta de mi, para aferrarme a nada, más que mi mismo. La única constante, el eco de mi vida. 






lunes, 21 de marzo de 2022

INCONSCIENTE

A menudo y a veces por aburrimiento consumo y vivo del alcohol. Tomo la botella más cercana y me dejo caer en sus notas para olvidarme de lo que soy o de lo que creo que soy. 

Ya no importa el día, ni la hora. Bebo sin medida y a veces hasta acabar inconsciente, me lleno para luego vaciarme, para que de a poco se me olvide la melancolía de mi interior. 

El calor de la ciudad coopera para que las noches se llenen de ese elixir embriagante, me regodeo en mi música triste y estas letras que se hacen paso por mi boca  hasta mi sistema nervioso. 

Me veo como esas botellas de cristal o plástico, tan traslúcidas como mi dolor latente y persistente en mi piel. Es tan fácil que los demás me lean. Si estoy triste, enojado, feliz o alocado, da igual. Es fácil que me lean. 

Me gusta pensar en el alcohol y en como nos parecemos. Doloroso, intenso y embriagante, traslúcido y me gusta recordar todas esas noches que terminaron mal, las atesoro con cariño, incluso aquellas donde terminaba inconsciente, llorando como un niñato perdido.


lunes, 14 de marzo de 2022

LA SOMBRA

En los rincones de esta casa, me espera impaciente. Una sombra que se alimenta de la piel muerta que voy dejando por ahí, del recuerdo latente que todavía eres, una sombra que se alimenta de mi. 

Es una verdad que a propósito se esconde y se muestra a medias. A la hora de la siesta o muy temprano por la mañana. Debajo de la cama o dentro de la habitación vacía. 

Le temo. Le ansío. Le lloro. Le rezo. Le odio. Le escupo. Le miento. Le río. Le piso. Le venzo. 

Lloro en los rincones, como la sombra. A medio día y durante la puesta de sol. Entre las plantas y la sombra que ilumina el sol.

Te extraño, y no puedo hacer nada contra eso. Sólo vencer a la sombra, para que de apoco se apague hasta covertirse en rayos de sol, de este sol que poco a poco anuncia una nueva estación.