Seguidores

martes, 4 de noviembre de 2014

No todo lo puedes dar

Parece ser que a la media noche es cuando surge en todos nosotros ese poeta que llevamos dentro, a mi me pasa todo el tiempo, y es que cuando se hace de noche y uno se queda solo en la oscuridad únicamente con sus sentimientos, es cuando todos los recuerdos vuelven y muchos pensamientos se atraviesan por nuestra cabeza.
No había escrito otra entrada desde hace mucho tiempo, y consideré necesario hacerlo justo ahora.
A un día de cumplir veinte años, me siento más triste que feliz, y no sólo por el hecho de que dejaré de ser un adolescente, sino porque poco a poco el tiempo pasa sigilosamente sin darnos cuenta y de repente nos llega la edad adulta, esa que de niños ansiamos llegar, pero de adolescentes le tememos más que al coco.
Últimamente muchas personas me han expresado personalmente su agrado hacia mi personalidad y mi forma de ser, pero esto más que ponerme feliz me hace preguntarme si esto será enserio y si lo es, por qué a veces me sigo sintiendo tan solitario.
Como siempre he dicho, a pesar de todo lo que he hecho y de mi forma fiestera de ser, me sigo considerando una persona inocente, incluso a veces tonto e ingenuo de la verdadera maldad que existe en el mundo.
Me sigo preocupando de la misma forma por las personas a las que les agrado, que a las que me han hecho mal, y aunque  a veces diga cosas malas de las personas, al final siempre termino pensando que no son tan malas del todo.
Releyendo antiguos textos que se encuentran en este mismo blog, vuelvo a darme cuenta que nuestra forma de escribir cambia con el paso del tiempo, algunas personas se van, otras llegan, pero sólo algunas pocas se mantienen.
Sin duda crecer me da mucho miedo, quizá a veces más del que debería, y es que poco a poco me voy desengañando de lo que en realidad es la vida y de que no existen los finales felices y que a veces las personas simplemente se van y no vuelven.
Preferiría seguir sintiéndome triste únicamente porque la persona a la que quiero no siente lo mismo por mi, pero estos últimos meses me he dado cuenta de que existen cosas aún más tristes, y que por más que quieras no hay forma de cambiarlas.
Sentado una vez más frente a la computadora, noto como he cambiado sin darme cuenta.