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viernes, 29 de marzo de 2019

EL LUGAR MUDO

La música que sonaba en el bar era quizá lo menos importante, tampoco importaba lo que habían bebido, la ropa que traían puesta o con quienes estaban. Bailó con él sin pena, sin miedo a ser visto y con una sensualidad que se le escapaba por sus poros, por sus ojos y por su boca olor tequila.
En medio de la oscuridad y frente a las luces del DJ, lo besó como si hubiera sido su primer amor, como si la vida se le fuera en besarlo, como si hubiera tenido que esperar una eternidad para poder hacerlo. 

Y no lo juzgó, no puso pruebas, no puso dudas, paso por alto las claves, solo lo besó. 

Y anhelaría en noches solitarias en las que pensamientos secretos se asomaban en su cabeza que ese hubiese sido su primer beso, pero sobre todo, anhelaría haber vivido en ese momento para siempre. 

miércoles, 27 de marzo de 2019

Noche de ronda

Te miro cruzar frente a mi mirada, te veo rondar por la noche, y como me hieres, como me lastimas mi corazón. 

Y es que es verte y no poseerte.
Y es que es olerte y no tenerte. 

Y dime, esta noche a donde te irás de ronda, mientras yo aquí sufriendo de tanto esperar. 

Y te espero, a que vuelvas de tu ronda, a que vengas a mis brazos, a que me des una seguridad. 

Díganle que lo quiero, díganle que me muero de tanto esperar, que vuelva, que vuelva ya. Que las rondas no son buenas, que me hacen daño, que dan penas, y acabo por llorar. 



Texto inspirado en 'Noche de Ronda' de Agustín Lara. 

jueves, 21 de marzo de 2019

LUNA

El mundo solía ser silencioso, ahora todo se ha dicho. 

Y la luna ya no es un refugio porque al verla pienso en nosotros. 

Y pareciera que mis recuerdos pertenecen a otra vida. 

Un millón de imágenes, un millón de recuerdos, un millón de vidas que quedaron atrás. 

Y la luna sigue ahí, aunque al verla piense en nosotros. 

Tú eres yo, y yo soy tú. 


martes, 19 de marzo de 2019

¿Qué más podíamos hacer?

Cada noche y como una especie de oración, repaso en mi mente el día que nos conocimos, el día que me hablaste, el día que me saludaste y el día que te besé. Repaso como una oración todos esos recuerdos que se han clavado en mi cuello por ahora y quizá para siempre. 

No los olvidó, ahora son parte de mi y se aglomeran en mi garganta esperando a salir entre sollozos por las noches. 

Y a veces pareciera que todo fue un error, que toda esta historia estuvo mal, que no debimos ser, pero fuimos, y todavía a veces somos. Éramos solo dos almas abandonadas, caminábamos solos y sin rumbo ¿qué más podíamos hacer? 





¿Quién más?

Y volvimos, no de la forma que yo esperaba, no de la forma que tú esperabas. Tal vez era inevitable volver, volver; como si en realidad nos hubiéramos ido, en realidad no fuimos a ningún lado, y en realidad no hemos vuelto.

Y se develan secretos ocultos, la noche es corta y los días largos, dormir a tu lado es sinónimo de una felicidad pasajera, una felicidad que no es felicidad, más bien es melancolía. 

Tu cabello ¿quién más lo ha olfateado?
Tu pecho ¿quién más lo ha habitado?
Tus labios ¿quién más los ha besado?

Y somos una más de esas parejas que no pueden soltarse, es que hay tanto, somos tanto, que suena imposible soltarse, olvidarse. 

Y esta realidad no es eterna, no durará mucho ¿o sí? nada será eterno ¿o tal vez lo sea? al final somos un par de seres intentando encontrar el sentido, tratando de dar respuesta a preguntas olvidadas, preguntas que no existen. 

Tus manos ¿quién más las ha estrujado?
Tu frente ¿quién más la ha besado?
Tu corazón ¿quién más lo ha penetrado?





viernes, 8 de marzo de 2019

piel

Habito en mi piel, un lugar recóndito del color del piloncillo, grietas existen por doquier.

Y a veces mi piel ya no era mía, a veces era tuya, últimamente era tuya, y ahora que me la has devuelto ya no quepo en ella, ya no es para mí, ahora es tuya, aunque ya no la quieras.

Y tampoco es mía, porque tampoco la quiero.

Vamos a platicar

El fracaso es un constante recuerdo de su ayer, del futuro y del presente. Una astilla clavada en su pulgar, una piedra eterna en el zapato. Frustrado.

Y sus sentimientos son una constante contradicción, un enigma en su corazón, una incertidumbre en su pecho.

No hay, no existe, no se sabe, y así vive.

Con miedo de quién es, con temor del esfuerzo y a oscuras, en un lugar sin luz.

Vamos a platicar, antes de que sea tarde.


martes, 5 de marzo de 2019

Confesión

Quisiera no hablar, solo ser y que él también lo fuera.

Al final, fue demasiado, no sé donde mirar.

No busques palabras donde no hay, te digo.

No busques palabras donde no hay, te decía.

No busques palabras donde no hay.

No había que buscar.

No hay que buscar.

Yo estoy aquí para ti, te dije.

No había que buscar, no hay que buscar.

Para qué, ya llegaste, ya habías llegado.

Pero donde nos perdiste, perdimos, perder.

Eres fuerte, eres mejor, somos mejores.

Nacimos del agua, eres agua.

No se hacía donde mirar.

Todo lo bueno, todo lo malo.

Mi mundo, todo el mundo.

Un mundo.

Él, yo.

Hubiera querido que nos durarán más las horas para malgastarlas mejor.


-Diplodocus (2017)


Jamón de calidad

Una tabla de recomendaciones sobre jamón fue lo último de lo que hablamos. Se quedo suspendido ahí, como un recuerdo antes de que quebrara lo nuestro. 

Es extraña la sensación de desoriento, incertidumbre, un momento en el tiempo, jamón de calidad.

La última plática, tan vaga, lejana y tan llena de significados. Lo que comíamos, lo que preparábamos juntos, lo que veíamos, lo que vivíamos. Todo se termina con la tabla de jamón de calidad.

Y ya nada va a ser igual, las cosas tardarán en recobrar el sentido, los recuerdos arderán en significados, ahora todo se resume al jamón de calidad.

sábado, 2 de marzo de 2019

Cereal con leche

Una de sus pocas alegrías era comer cereal con leche, pero del que tenía pasas, porque sentía una arraigada afición por comer ese cereal que aunque para mucho poseía un sabor desagradable y fibroso, era su favorito. 

Abrió el refrigerado y tomo la jarra metálica con leche fría y la llevó a la mesita donde lo esperaba su plato lleno del cereal. Al vertir la leche, se le resbaló el aza de sus pequeñas manos y cayó al suelo. Él a toda velocidad y con una culpa bien clavada en la garganta, levantó la jarra que ahora era más liviana. 

Se sintió tan torpe que se le derramaron las lágrimas sin que lo notara, entonces sintió miedo, como aquel que siente la angustia de su soledad y de su insignificancia creciéndole en el pecho.

Lloró mientras trataba de limpiar con una jerga rota, lloró cuando el piso quedó pegajoso y sucio, se castigó a si mismo sin ver televisión y comió con problemas el cereal medio húmedo y medio seco, ya que el nudo que tenía en la garganta y sus sollozos no le dejaban tragar bien.