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jueves, 22 de octubre de 2020

26

Nací junto al mar, a plena lluvia, y bajo un signo agua. Agua, siempre el agua. 

Me quedo cerca de la playa y me hablo a mí mismo sobre los lugares a los que solía ir, de las personas que nunca volví a ver, de las emociones que no he vuelto a sentir, y de las cosas que nunca pude hacer.  

Y hoy no quiero hablar de mi, sino de ellas y ellos. De tantos otros nombres y caras que no olvido, de las letras que hice, de las imágenes que están clavadas en mi mente, del salado de mi llanto y del calor de mis risas. De los recuerdos que se forman en mi mente. 

Ser yo, no se trata de mi, se trata de todos. 

Hoy estoy melancólico por todo lo que ya no tengo, pero también por lo que tengo, y también tengo estas palabras y tengo a mi melancolía. 


viernes, 9 de octubre de 2020

prietos

borracho pedí tu número telefónico, sorpresivamente me lo diste sin titubear como si pensaras que lo hacia muy a menudo o como si tuvieras toda la disposición de conocerme de verdad, ya nos conocíamos. te había visto en un par de reuniones y el día que te apareciste por ahí en la avenida, obvio no te saludé aquella vez, que pena. pero eran otras épocas, donde solo parecías alguien interesante. 

no tardamos en encontrar algo en común, supongo que eso pasa cuando irremediablemente algo tiene que suceder. un par de mensajes de texto, y ya. ya estábamos junto al mar, viendo las nubes, sintiendo el viento en la cara y hablando de lo malo y de lo bueno sobre la arena. siempre una cerveza de por medio. 

cabíamos en las heridas de tus manos o en mi indecisión evidente. era tan fácil decir las cosas y al mismo tiempo todo era extraño, como si estar ahí fuera pasajero, casi peligroso. entre una cosa y otra no hablábamos, nunca fuimos de enviar muchos mensajes, no era lo nuestro. 

contagiado de la melancolía y anhelando compañía otoñal vi luz salir de tu rostro, de tus ojeras, de tu voz quebrada. no esperaba sentirme así, tal vez no quería sentirme así, pero fue así, no lo planeé, más bien no lo deseé. 

y ahora que me has atrapado en tu risa sinvergüenza, no tengo de otra más que tragármelo todo, y vivir de las ideas que se asoman en mi cabeza. 

al final no eres más que pasajero, con fecha de caducidad, una evidente fractura que llegará tarde o temprano, no somos más que dos idiotas jugando al hedonista, dos prietos orinando en un callejón. 

jueves, 8 de octubre de 2020

imperfecciones y cicatrices

tenía la muñeca torcida, de lado, al caminar se le notaba que tenía el hueso como zafado. por las mañanas le apestaba la boca con un olor tan rancio que era imposible de ignorar. de tez morena, pero de un moreno tostado, como canela. en el vientre parecía tener una cremallera formada por las estrías que cubrían su piel. una herida en el brazo que podría ser de un accidente heroico, pero en realidad había sido un absceso. cortes en las manos como si eso lo hiciera más hombre. tenía la piel tan blanca que cuando se apenaba era evidente, y las rodillas chuecas, el cabello rizado, poco pelo, mucho pelo, incomprendido, tonto, profundo, vacío, egocéntrico, tímido. 

para siempre viven sumidos en la memoria, la imperfección de su piel, lo largo del cabello, como se sintió su abrazo, el timbre de su zov. únicos, irrepetibles, a todos les les lloré. viven en mi, para siempre. 


martes, 6 de octubre de 2020

certeza

Me siento sobre la cama para recibir la noticia del fin de los tiempos, el aire entra de golpe por la ventana y eriza mi mejilla. 

En la melancolía eterna de la habitación amarilla encuentro historias del ayer, de besos, de sangre, de risa y de miedo, de lágrimas y sudor, huelo fresas, huelo mierda. Parece otra vida. 

Y al volver a los recuerdos atesorados, no me lamento, no sufro, no los altero. 

Creo que voy a llorar, pero así como el aire, golpea en mi rostro la certeza de que todo estará bien.