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domingo, 29 de septiembre de 2019

yo solía ser lluvia

Yo solía ser lluvia,
la nube gris que cae sobre mi dolor,
las gotas de agua fría que salpicaban en mi rostro,
el olor impertinente del final.

Comenzó a llover.

Gotas cayeron sobre mi cabeza,
casi como poesía o como una burla a mis emociones.

A veces olvido lo que significaban las gotas de lluvia,
porque a veces ya no quiero ser ni yo mismo.

Que significarán esta vez:
el cierre de un ciclo,
mi dolor cayendo desde el cielo,
la nube podrida de mi brazo,
lo que soy por ti.

Soy las lágrimas perdidas en la lluvia,
el agua,
el mar del que vengo.

Eres mar, soy mar.
Somos mar.

El mar que me abraza
y que deja su agua salada en mi.

lunes, 23 de septiembre de 2019

estoy

Y yo estaba enamorado de él,
de su sonrisa deslumbrante,
de las ideas que habitaban en su cerebro.

la idea de su aura visceral
destruía a diario mi ser.

Si pudiera olvidarte esta vez,
pensaba al dormir,
pensaba al comer.

Y yo estaba enamorado de él,
de sus dedos mordidos al pasar por teclado,
de las grietas que cubrían su vientre.

Fue demasiado,
es demasiado,
somos demasiado.

Las lágrimas que fluyen,
el miedo que nos consume.

Y yo estaba enamorado de él,
estoy enamorado.

viernes, 6 de septiembre de 2019

pastel

tus labios se derriten sobre los míos como crema batida,
es el sabor de la mantequilla y de la azúcar morena derretida,
olfatearte es como un paseo en la panadería.

tus axilas desprenden el olor de la harina, 
y tu pecho exuda el elixir de la vida.

pisadas sobre el césped del parque de la vecindad, 
el encuentro detrás del pastel secreto es libertad. 
la infancia pasa frente a mis ojos.

¿existo yo en tu vida?
¿existes en la mía?

el dulce amargo de nuestros labios en las sombras, 
me recuerda al tiempo que ha pasado, 
nunca hemos existido en la vida real.

¿qué es la vida real?








miércoles, 4 de septiembre de 2019

todos son yo

porque se quien soy, se quién no soy.
porque no se quien soy, se que aún me falta saber quién soy.

buscando entre pedazos de recuerdos anidados en mi estómago,
creo circuitos circulares que no hacen más que repetirse
y crean cadenas de melancolía que se aferran a mi colon.

siempre es lo mismo.

la tos de mi garganta,
espasmos estomacales
y llantos salados.

el amanerado del short azul,
el obeso que todos ignoran,
el borracho tirado en la grada 131.

soy todos y no soy.

soy todos porque aún los arrastro todos los días,
los llevo conmigo a la oficina
y los arropo con textos y música cada noche.

los llevo de compras,
los invito a comer papas fritas
y compartimos cervezas a la luz de la luna en el bulevar.

a todos ellos los amé y dejé ir,
en medio de sollozos y dolor estomacal.

me los llevé a correr,
a gritar,
a bailar,
los hice creer que algo mejor vendría siempre después de la tempestad del dolor,
pero a veces ya no se si son mentiras.

y todos ellos me miran a cada paso, esperando que les de una resolución,
una respuesta que a veces no se si voy a encontrar.

me miran y los miro.

porque somos todos este mismo que soy yo.

el que llora, el que ríe,
el de la falta de afecto,
el de las borracheras tristes,
el que llora en las fiestas,
el de la inmadurez a flote.

lunes, 2 de septiembre de 2019

h u m a n o

noches de agosto que alteran mis sentidos.

la luna es un azar,  observada por quienes la miran

y yo no soy más que huesos, piel y cicatrices.


perdido en las noche, construí una historia de verano,

corrí por las estaciones para llegar a verte.

me esperaban tus labios embriagantes.


y soy intenso porque así me mal acostumbraron,

a no estar listo para los abrazos,

a mal tomar los besos de extraños.


me hizo falta,

y ahora anhelo.


entre sábanas mojadas y el sonido de las moscas

edifiqué este poema que no te voy a declamar,

lo voy a guardar para mi.


el asco de nuestro contacto carnal es una oda a mi coraza despedazada

es el sonido continuo del ventilador

y el enojo de Glenda en la habitación contigua.


la música que narró el encuentro

en la cima del médano nuestros susurros

y yo no soy más que imperfecciones y sudor.


no soy nada más que un humano.

domingo, 1 de septiembre de 2019

cuarentena


atrapado en la monotonía de mi dolor, 
fui enviado a cuarentena.

como una especie, pené 8 semanas entre recuerdos, 
salmonela y gritos de niños. 

el dolor inevitable se hacía presente en cada rincón
y en cada tos nerviosa 
porque aquí tú no existes, ni existimos, sólo existo yo. 

edifiqué textos entre fotografías, derramé lágrimas de agua salada
y sufrí de cansancio entre comidas corridas. 

y jamás me olvidaré del verano, 
de los gusanos que comí, 
del olor a pescado que se escapa por las esquinas, 
de los niños a los que quise
y de los amigos que hice. 

en el medio de la pecera, observé a los lejos noches de alcohol, 
las veces que rieron,
y las aventuras que pasaron.
observé el tiempo pasar. 

y cada error fue un motivo de catarsis,
un disco duro lleno de recuerdos, 
el camión olvidado,
las arcadas de dolor.

y ahora ya nada será igual, 
ni yo, 
ni mis risas, 
ni mi llanto desconsolado,
ni mi andar por la pecera circular,
ni mi amor por ti.

porque al principio no quería,
pero ahora sí quiero, 
y quise más fuerte que nuca,
porque el verano fue mío y nadamos mío. 

y ahora es tiempo de volver a la marea, lejos de las paredes de cristal que me encerraron,
pero no. 
porque estar aquí fue ser libre, 
fue nadar en paz y con tranquilidad,
fue sanar,
fue olvidar,
fue mejorar, 
fue madurar,
fue amar, 
fue crecer para volver al inmenso mar salado aún lleno de mis miedos,
al menos me queda dejarme llevar por el oleaje duro y tempestuoso,
pero estoy listo para volver.