Declaro la libertad de mi alma, mi espíritu. Carcomido por tantas luchas que se han proclamado en mi contra, contra lo que soy. Reafirmo la bondad de mi corazón y anhelo la paz de mis emociones.
Ojalá estas letras que escribo ejercieran poder sobre mi pueblo, que a veces me ama y a veces me odia, dependiendo de lo que convenga. Burlar al sistema bajo el cual nos regimos es una guerra continua, enfrentarse a los estigmas que se han configurado por siglos pesa depende del día. A veces duele, a veces no.
Pero a pesar de vivir esclavo de mis incoherencias, me entrego con fervor a la esperanza de lograr mis sueños rotos, a la esperanza de ver a mi pueblo menos podrido. Me vuelvo siervo de las ideas.
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