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miércoles, 1 de julio de 2020

TEMPLO EN LLAMAS

Arde, arde el pasto verde. Arde la llanura y arde la tierra.

Arde el pecho porque llevo fuego dentro. Mi sufrimiento vuelto llamas incandescentes que han llenado el vacío de la idea de mi insuficiencia. No soy suficiente, pienso a cada paso. Pienso al verme rabiar.

Arden las brasas, voy a quemarte hasta los cimientos, a ti y al templo que se edificó en tu honor. Voy a sudar hasta hacerme flaco, a vomitar hasta que no quede nada dentro a llorar hasta quedarme seco.

Magullo mis manos, muerdo mis dedos, mi rostro es naranja y rojo, es violáceo, es marrón oscuro.

Arden las llamas frente a mi y observo las paredes, el techo, las ventanas y las puertas. Ya no quedará ninguna abierta porque las he quemado a todas y cada una de ellas.

Que se cimbre el suelo, que el humo crezca hasta la luna, que la noche ya no sea más fría, que sea caliente.

QUE ARDA EL TEMPLO, QUE ARDA YO, QUE ARDA TODO.


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