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miércoles, 6 de diciembre de 2017

El autobús

Camino a la parada del autobús, las calles son oscuras, pero al menos mi soledad siempre me acompaña. "Estas sólo ¿Lo sabes verdad?" Pregúntaste la última vez. 

Estoy solo, con mi rostro cubierto en lagrimas y mi mochila llena de sueños rotos, esperanzas a medias y recuerdos a veces dolorosos. 

Hace un poco de frío, y sólo cargo con 25 pesos en mi bolsillo, eso soy yo, nada, soy la computadora que contiene todo mi trabajo y soy 25 pesos que son el capital completo que poseeo, no más, no menos, sólo eso. 

Soy la sombra que espera en la parada del autobús, el muchacho del cabello levantado y la panza que desborda, la tristeza en mis ojos será eterna como la espera por el transporte. 

Al menos siempre habrá una luna en el cielo, puede que no esté tan sólo. 

viernes, 24 de noviembre de 2017

Ella

Ella siempre me ha dejado notas, pequeñas frases o pensamientos escritos en servilletas o papel de baño.

Mientras los leo, la imagino joven, bella, con un cabello larguísimo ybrillante, con tanta juventud que se le escurre por los ojos, por los labiosy por toda la piel.

A veces la imagino riendo, y otras tantas la imagino sintiéndose sola por las noches, la imagino observando la luna llena.

Quiero pensar que es feliz, que fue feliz, que siente emoción por aquellas cosas que considera importantes, aunque para los demás no lo sean.

Creo que no la conozco del todo bien, pero así es ella, divagante, temerosa y dispersa. Creo que necesitaría vida y media para conocerla un poco mejor.

martes, 7 de noviembre de 2017

Botones abiertos

No te oculares de mí, no te ocultes, no te ocultes del León, no te ocultes, ¿Qué buscas en un pasado que ya conoces? ¿A quién quieres encontrar? ¿A el? 

No vas a encontrar, más que el vacío, respuestas absurdas, preguntas inverosímiles, la nada, escombros de una casa que se ha caído desde los cimientos. 

Ocultate de mi, ocultate, ocultate del León, ocultate, para que encuentres lo vacío que puede haber debajo de una camisa con los botones abiertos. 

Humo

Me pierdo entre tus manos, el humo, un halo alrededor nuestro. La suavidad de tus manos es un suave toque de vodka y hielo. Tu voz, un recuerdo melancólico, la.noche, tu rostro, tú..

23

Casi es mi cumpleaños, 23 esta vez y aún soy aquel niño que no quería romper su piñata, aún soy el niño que no sonríe, el que llora en las fiestas. 

lunes, 6 de noviembre de 2017

Estoy mal eskrito

pienso en palabras mal eskritas, kisa es kulpa del teklado aberiado de mi komputadora.

una sensasion de desoriento nubla mis pensamientos, mi bista y mi futuro.

de repente el frio del aire akondisionado me ase sentir solo, ni sikiera el kubrirme kon una sabana gruesa me ase sentir seguro.

intento llorar, no puedo, estraño. mushas beses ni siquiera lo intentaba kuando ya habia lagrimas sobre mis mejillas, y hoy, nada, no, no salen, ni siquiera una. asi que desido soltar un grito ahogado, para que nadie serka de mi pueda eskusharlo.

tomo una almohada, la enrollo entre mis piernas e imagino que eres tú, imagino que duermo sobre tu pesho y que toko tus delgados kabellos kon mis gruesos dedos.

una impotensia terrible me inunda, son kasi las 2 de la mañana y lo uniko que kisiera es salir korriendo a buskarte, abrasarte y llorar hasta sentirme basio, komo un niño.




Otoño

Es Octubre, un poco de aire frío ha llegado a la ciudad, mueve las palmeras, sacude las olas y se cuela dentro del alma dejando una sensación compleja.                  

Me he quebrado muchas veces al son de los aires del Norte, un sinfín de recuerdos son traídos a colacion junto con las ventiscas de otoño. 

El sol no es un fiel acompañante para los que preferimos el aire helado de la época. Para los que preferimos la noche, los libros, y la soledad.

Soy un alma del otoño, un recuerdo pasado, la memoria olvidada. Soy una sombra solitaria sobre la silla de la cocina, la ventisca que se cuela por la ventanilla del camión y la caminata melancólica en la avenida. 

Que hay de mi, que hay de los recuerdos cafes, los ocres y los naranjas que poco a poco cubren el suelo roto, que dañan las fibras de mi alma. 

Otoño es un retrato cálido y engañoso. Son hojas podrídas. Otoño es más frío que el invierno, es el amigo traidor, un recuerdo que no olvido. 

martes, 19 de septiembre de 2017

kuando sea grande

Siempre korri a kasa después de un largo día, me akurrukaba en mi kama komo un sierbo herido kada bes k una desepsion amorosa akontesia, me okulte entre sus paredes kada bes k mal me sentía.

Ahora esiste la nada, solo eskombros, solo ruinas de este templo que me bio kreser, de este lugar que kontubo mi ser y k bio mi kuerpo kambiar.

Obserbo los rinkones y esisten rekuerdos de una infansia a medias, una adolesensia atros y una jubentud de etsesos.

Los kolores de las paredes fueron kambiando, el kalor nunka seso.

Una rafaga de aire atrabeso mi kuerpo komo un latigaso, una melankolia indeskriptible me hiso pensar en el iban que kresio entre estas paredes, anhelando sueños imposibles y temiendo por un mundo kruel.

Las grabados que enkapsularon mi bos dentro de kasettes, las sintas k regrabaron uno y mil programas de telebision, las beses k llore, ke rei, k organise una boda para mis juguetes o kuando kante sin pena al kedarme solo en kasa. Las sesiones de masturbasion sobre mi kama y los testos eskritos a deshoras de la noshe.

No habra, no kedaran mas k rekuerdos de un iban k se kedo atrás, de uno k espero y nunka me alkanse, k solo kede en el pasado komo un rekuerdo de todo aquello que me ha hesho ser quien soy ahora.

Y ninguno de los objetos que aqui yasen tiene balor, estas kosas estan basias, no esisten, solo fuero kashibashes de una bida.

Una bes más hay que kambiar. No ser más el niño que lloraba en las fiestas, o en las borrasheras o en su dormitorio. Ser el hombre k no teme, el k es fuerte, k surka las kalles sin miedo, el k dije que seria kuando fuese grande.

lunes, 11 de septiembre de 2017

errores

miedo de perderte, que te bayas, que me dejes, que me quede barado en la nada justo ahora que nesesiso más tu kompañía.

ansiedad que me kausa la idea de no bolber a ber tus pies, tu kabello, tus ojos, tus risos y tus manos que me han estrujado tantas beses

dolor al no poder dormir kuando no estas a mi lado, de no poder akarisiar tu pesho y deslisar mis dedos por tu sintura.

berguensa de mis errores y de este testo tan mal eskrito por este maltresho teklado. 

martes, 5 de septiembre de 2017

Pensamientos antes de ir a dormir

La lluvia golpea en mi ventana, el aire frío se cuela por las rendijas. Cuido de la abuela. y de repente trato de recordar algún momento de mi vida en el que no me haya sentido triste.

Miro la hora, casi media noche. Por un momento olvido que tengo celular, esa estupidez creada por el hombre.

23, es la temperatura que marca al aire acondicionado, alcanzo a verlo iluminado al reflejarse por el espejo, 23, la edad que voy a cumplir, pienso.

Y de repente pienso que ya es septiembre, que ya no voy a la universidad y que poco importamos para cualquiera en este mundo.

Pienso en el pasado, piensa en aquellas noches en las que solía desvelarme sobre un colchón tirado en el suelo, hundiéndome en música y letras, pensando en amores fallidos, anhelos perdidos y recuerdos a medias.

Pienso en el Ivan que se quedó atrás, el que apestaba a alcohol barato y a ropa nueva, el que anhelaba fuera jueves para espera al viernes y poder beber todo el sábado.

He aumentado uno 6 kilos, 6, el número del día en que nací.

A veces pienso en mi inseguridad que aún se pega a mí y que cada vez es más difícil soltar.

A veces pienso en mis dedos rotos, sangrados de tantas mordidas.

A veces olvido que es el 2017 y que ya no tengo 13 años.

A veces lloro sin razón porque eso acostumbraba hacer para sentirme mejor conmigo mismo.

Recuerdo los cuartos grises, los dos, ambos, grises, ambos eran grises. Uno en Santo Domingo y el otro en Escandón, pienso en los dos, ambos, ambos me vieron deshecho, me vieron entero, me vieron como soy. Cuatro paredes encerrando a lo que pienso soy yo.

Pienso en la Av. Tamaulipas, pienso en mis pies, pienso en mis botas rojas y en las noches Abril.

Qué frío, mejor apago el aire acondicionado.

Pienso en Andrés, pienso en Daniel, pienso en Memo, pienso en Raúl.

Pienso en mi abuela, me siento impotente.

Olvido que me llamo Ivan, y pienso en que soy Rafael, Rafy, pienso en ello. Pienso en mi obesidad, pienso en Yahaira y me pregunto donde estará, ¿será feliz? ¿se acordará de mi y de Pato?

Recuerdo como se siente el sudor en mi frente, pienso en tiburones y en pangasios, me siento melancólico al recordar los rostros de los niños.

Pienso en mi color de piel, pienso en mi piel flácida, pienso en mis canas y en mi tatuaje a media borrar, pienso en que siempre fue feo y en que ya me urge que termine de irse.

Pienso en la lluvia, y en el frío y en como ambos los llevo por dentro.

Pienso en lo estúpido que resulto al quejarme de mis problemas, banales, simples e idiotas y me preocupo por como serán mi vidas futuras, si seré un drogadicto, una mujer golpeada o quiza una prostitua en una esquina.

Al final nada de eso importa, son solo mis pensamientos antes de tener que irme a dormir.


sábado, 2 de septiembre de 2017

ME COMO LAS UÑAS

Me como las uñas, es un grito desesperado, es mi angustia vuelta acción, es mi dolor vivo por tu ausencia.

Me como las uñas, las mastico, las arranco, las mallugo, las juego un rato en mi boca y las escupo después al aire.

Me como las uñas y también los pedazos de carne a su alrededor, son el recuerdo de mi dolor, son el recuerdo de mi ansiedad. Trato de arrancarlos en forma de piel.

Me como las uñas, arranco mi carne, arranco los pedazos de mi que duelen y que me tienen pensando en ti.

miércoles, 23 de agosto de 2017

TODO AQUELLO QUE NO SOY

Quisiera ser más alto, para no tener que usar un banco al tener que alcanzar las cosas que están muy arriba.

Quisiera ser más delgado, para que mi panza no desbordará alrededor de mi cintura cada que aprieto el cinturón.

Quisiera ser más guapo, para que no tuvieses que ver a otros, para que no tuvieses que verlo a él.

Quisiera ser más inteligente, para que mis pensamientos te bastaran y para que mis palabras te calmaran.

Quisiera ser más sensato, para que mis consejos te aliviaran y para que mis silencios te tranquilizaran.

Quisiera salir de mí, quisiera no ser, quisiera no ser este cúmulo de errores que han traído decepción y angustia.


miércoles, 9 de agosto de 2017

El niño que no sonreía

Mi trabajo me ha obligado a toparme todos los días con niños, a grabarlos, a fotografiarlos. Mi trabajo consiste en ver sus caras todos los días y casi todo el día. 

Solo hay algo que puedo ver en sus caras, y es un estúpida ingenuidad que a veces me causa envidia, un anhelo extraño que viene a mí por momentos de la mañana e incluso por la tarde. 

Yo nuca fui un niño con cara linda, nunca tuve una bella sonrisa y creo que pocos recuerdos que poseo de mi infancia son de alegría pura.

Odio que llueva, odia sentirme tan frágil y débil frente a la gente, odio no poder odiar a alguien y odio a chorros el sentirme inseguro la mayor parte del tiempo.

Hay un vacío en mí, un vació donde se supone que deberían existir momentos de pura felicidad y alegría desmesurada, pero no, a cambio de eso tengo recuerdos de inseguridad, torpeza, disgusto de otros hacía mi, poca aceptación e insultos agridulces que se han acumulado en mi cerebro y creo que nunca dejarán de estar ahí.

Observo las fotos de los niños y no puedo sentirme igual a ellos, no puedo sentirme identificado, siempre fui aquel niño que no sonreía.


16:26

Estoy apartado de todo, el lugar es frío y solo edito. Ni siquiera lo hago con el sonido natural del video, más bien decido agregar otra melodía más a mi gusto.

Estoy cansado, no se de que, no sé por qué, pero apenas y puedo mantenerme con los ojos abiertos.

Mi labio duele, mi frente duele, mi oreja duele. Siento un vacío en la existencia de los demás, siento un vacío en la mía, siento nauseas por lo que que se supone que es mi vida.

Una ligera ráfaga de emociones me incita a llorar, mis ojos quisieran deshacerse, volverse agua, pero una vez más debo contenerlo.

Contenerlo, contenerme, contenerme como he hecho toda mi vida, contener.

He cambiado, cambiar duele.

domingo, 19 de marzo de 2017

Esta historia que somos nosotros


Era una mañana de Enero cuando escuché su voz, de repente elevé mi mirada y me topé con su rostro. Voz y rostro. Ambos igual de impactantes, me tuvieron desde el inicio. Él era una de esas personas que hablan y te golpean el estómago con sus palabras. Con todo él.

Mi miserable vida parecía insignificante junto a todo lo que él representaba. Inteligencia, presencia y un toque de algo que no se que era, pero estaba seguro que fue lo que me atrajo.

No realice ningún movimiento ante él, no quise lucir torpe o como un idiota más de tantos que seguramente le habían coqueteado. No quería ser como ellos; yo quería ser especial. Y mi miedo a descubrir que no lo era, me impidió articular alguna palabra o teclear algún saludo.

Decidí tirar la espada y rendirme ante una batalla que ni siquiera había iniciado. No me sentía un contendiente digno.

A la distancia te quería, siempre te observaba en secreto. Esperaba toparme contigo en los pasillos. Contaba el número de veces que veía y quería morirme los días que tu rostro no aparecía por allí.

Fue una grata sorpresa toparme con un mensaje suyo, alguna tarde de algún día que no recuerdo muy bien, pero lo que sí recuerdo es la emoción de aquel especie de triunfo que atesoré en mi corazón, y del que decidí no hacer alarde o compartirlo con alguien. 

Pero eso fue todo. No pasó nada más. Yo me sentía poco apto y tú creíste que era falta de interés. Error mío, error tuyo. Error de ambos.

Estaba un poco obsesionado contigo. Con tus ideas sueltas y libres, pero mucho más con tu prosa. Por precisa. Por violenta. Muy de acuerdo en tantas de las cosas que decías, y en otras, pues no. Lo que sí es que me tenías enamorado de tu forma tan exacta de decirlas.

Odiar siempre, y mucho los lugares comunes. Gracias por eso. No ir con el cauce del río. Mejor guardar silencio que hacer preguntas innecesarias.

El tiempo pasó, nuestros caminos cada vez se hicieron más lejanos. Días, semanas, meses, ya no te veía. La distancia era atroz. 

Mientras tú te envolvías con otros artistas que te pintaban, te fotografiaban y se daban un festín con tu cuerpo, yo me encontraba lejos, muy lejos. Preocupándome por mi, y saliendo todas las noches a beber, quizá para encontrarme entre las botellas vacías, quizá para olvidarte o quizá para tener el valor de hablarte una vez más. 

La época de oro de ambos, la época del hedonismo, del sufrimiento, de la depresión. Una época de fiesta, de dolor. Donde no sabíamos quienes éramos, donde el dolor de nuestros pasados nos llevó a caminos extraños, donde cualquier caricia era aceptada para no estar solos.

Cuando la luna comenzaba a desaparecer a altas horas de la madrugada, veía tu rostro en mi mente. Tan claro y tan borroso. Tan lejano como tan cercano. Como un colibrí revoloteando entre mis párpados, como un león rugiendo desde mi interior, como un mono quitándose los piojos.

De repente nos saludábamos a la distancia. Una distancia de kilómetros. Una distancia entre dos cuerpos. Una distancia llena de ansiedad, incertidumbre y a veces de indiferencia.

El olvido parecía la solución de este cuento. Se veía fácil, era lo más sencillo, pero nos arraigábamos el uno al otro sin saber exactamente el por qué.

Volví, volviste, volvimos.

Una noche cálida te encontré, me encontraste. Nos encontramos en el tumulto de un bar. Sabiéndonos perdidos y encontrándonos una vez más. Tiempo después, con las esperanzas casi muertas.

Me topé una vez más con tu sonrisa. Lucías débil, y azotado por las noches de desvelos provocados por el desamor y la incertidumbre. Yo apestaba a alcohol y a los miedos que seguía arrastrando a un después de haber tocado el cielo.

Apenas y hablamos. Nos dimos cuenta del como habíamos cambiado a un instante de vernos. Parecía que todo terminaría ahí, dos conocidos reencontrándose en la oscuridad de un bar. Me saludaste y te fuiste. Me saludaste y te deje ir. El final.

Unos días después, me hundí en cerveza. Fría y amarga. Después del que creí el fin, me decidí por dar señales de vida. Un último movimiento. Lo que fuera por no dejarte ir. Por no dejar morir esta historia en silencio, pero que tanto estruendo había causado en mi interior.

Te mande una señal, mi última patada de ahogado, un mensaje que me liberó, que liberó mis ansias de tenerte entre mis brazos, que liberó cualquier prejuicio que pudiese haber quedado en mi interior. 

Nos vimos una vez más, entre luces neón y tragos de alcohol barato. El lugar estaba vacío, a excepción de nuestros cuerpos y las ganas inevitables de tocarnos el uno al otro.

Entre la oscuridad y las luces parpadeantes, vi una vez más tu rostro. Tu piel era tan bella como la recordaba, tus rizos desordenados adornaban esa cabeza llena de ideas explosivas.

El lugar se ensordeció, la música no existía, flotamos. Sin darnos cuenta chocamos nuestros labios y nos fundimos en un beso sabor a tequila que deseaba ser desde hace un año atrás.

Y así fue el inicio de esta historia, mi historia con un pequeño, un pequeño que me crea y me destruye. Un pequeño que me engrandece y me contiene.


Y esta historia que somos nosotros, no podría haberse contado de otra forma.

Azul neón

Un foco azul neón alumbra el lugar. No puedo ver las caras de nadie, no puedo percibir quienes son, y mucho menos puedo ver quién quieren ser. No pertenezco a este lugar, no se qué hago aquí. 

Tanto tiempo desperdicié, tanto tiempo me esforcé por pertenecer a un lugar que por sí solo ni pertenece, no se sostiene y no tiene razón de ser. Un lugar donde no puedes ver las verdaderas almas. Un lugar poco sensible, sin brillo. 

De repente, me encontré en este lugar, como muchas veces lo estuve antes, donde tantas veces me sentí bien, donde tantas veces me perdí. Me encontré en este lugar, perdido, angustiado. No me sentí como las otras veces, no me sentí bien. 

Parado, de pie, en este lugar, dándome cuenta que no había nada para mí, ni nada de mí para ellos. 

La fiesta vacía, el alcohol insípido, las almas simples. Nada. 

domingo, 12 de marzo de 2017

no tengo rostro/espejo

La habitación estaba llena , una luz estroboscópica retumbaba sobre los rostros de personas que no conocía.

En medio del ruido de la música, me sentí sordo, me sentí ciego, me sentí perdido.

Sentía una soledad que no había sentido hace mucho, me sentí abandonado.

La música era hartante, el aire pesado y mi estomago dolía, quizá era por tanto refresco que había tomado, o quizá era la mezcla de sensaciones de las que ya hablé.

Nunca me sentí completo, nunca me sentí parte de ningún lado, a pesar de que me esforcé por serlo, a pesar de que pase la mayor parte de mi vida poniendo cosas sobre mi para encajar.

De repente me sentí de 13 años, obeso, inseguro e infeliz. Todo eso lo sentí de nuevo.

Me sentí en el medio de mi adolescencia, rodeado de la peste de mi ingenuidad, de esa inseguridad que nunca se me ha quitado.

Y al final dentro de toda esa mezcla de sensaciones y de personajes, lo vi a él entre la luz. Vi su rostro una vez más, confirmé que jamás sería parte de él, que jamás estaría satisfecho conmigo, jamás sería suficiente para él.

Y quizá jamás lo seré para nadie.


Día de enero

Te conocí un día de enero, con otras cosas frente a mí, y como vi que eras lo que siempre había querido, en tus ojos y en tus palabras me perdí.

Nada ha sido igual desde ese día. Ni mi vida, ni mi entorno, ni tú, ni yo.




únicos y diferentes

Únicos y diferentes, nos gusta creer que lo somos, nos han dicho que somos así. Qué bien se siente. Pero al mismo tiempo, nos han dicho que somos iguales, que todos tenemos las mismas capacidad y que sin importar las circunstancias podremos lograr algo si nos lo proponemos. 

Confuso. 

¿Diferente? ¿Único? Creo que nunca me he sentido así, y creo que jamás me sentiré así. 

Estoy en desacuerdo con la clasificación automática que pueden darnos esas dos palabras, que a fin de cuentas son palabras que estamos poniendo sobre alguien, y digo ponemos, por qué habría que realizar un estudio a profundidad para demostrar la veracidad del hecho que alguien pueda denominarse único y diferente. 

Probablemente la cuestión no sea el ser único y diferente, sino el hecho de sentirse especial. Suena a una idea similar, pero a diferencia de las dos sentencias anteriores, sí me he sentido especial. 

Estoy haciendo algo por mí, me lo repito todos los día, algo por mí, algo propio, algo que nadie me puede quitar. No se si lo haga de la mejor forma, no se si sea lo mejor, no se si sea del todo bueno, pero al menos es mío 

A veces basta con sentirse así, especial. 

Y a veces no basta, no basta. Nada basta. 


domingo, 5 de marzo de 2017

cosas sobre (encima) de mí

No se si confiar en mis palabras, si solo son mentiras que me quiero creer, que quiero que los demás crean, y que crean en las mentiras que soy yo.

Parado frente la bifurcación una vez más, una vez más tratando de hallar respuestas como sino tuviera una ya.

Pensamiento, miedo, persona.

La psicóloga decía que nosotros somos los únicos que nos engañamos, un engaño a propósito que al final sigue siendo engaño.

Miedo, ansiedad, incertidumbre.

Bifurcación, eso de lo que hablábamos, parado frente a una, una vez más.

Mi alrededor está poniéndose frío, y yo también.

Es el dolor, el olor, el dolor y olor a tinta que se va.

Es todo aquello que puse sobre mí, todo aquello que quise ser y que nunca debí, todos aquellos a los que quise engañar mientras solo me engañaba a mi.

Me conozco, y se quién soy.

Soy el olor del miedo a la soledad, soy mis lágrimas entre cuatro paredes oscuras, soy valentía en un lugar lejano, soy mis dedos sobre el teclado, soy mis sueños visuales, soy un reto constante.

Y al tratar de arreglarme, me perdí.

Es una ausencia que se me olvida, una carga que ya es algo pasado. Es el miedo a verme, lo que temía.

domingo, 19 de febrero de 2017

noche

Y por primera vez lo vio en sus ojos, vio esa valentía, vio ese momento de decisión, lo vio. 

Se dio cuenta que  también era fuerte, que  también había sufrido, que también había estado una vida esperando a alguien como él, pero eso no impediría que pudiera rendirse. 

La oscuridad de la noche apagó las sonrisas, disecó sus cuerpos y ensordeció a la habitación. 

El sufrió sin decirlo, sin expresarlo, su voz gritaba vete y sus movimientos imploraban quédate. 

Ambos sombrabas temblaban y se sacudían, colapsaban y emitían un olor a recuerdos, un olor a madera vieja y húmeda.

Y por primera vez lo vio en sus ojos, vio el dolor que le provocaría partir, vio las ansias por echar la mirada hacia atrás y quedarse, vio unos ojos que anhelaban unas palabras de disculpa. 

Ambos se dieron cuenta que no serían los mismos el uno sin el otro, que se amaban casi tanto como se admiraban. 

Y por primera vez se dio cuenta que por más que lo necesitara, por más que lo amaba, por primera vez se dio cuenta que el también podría irse. Irse y no volver jamás. 


domingo, 5 de febrero de 2017

Inmadurez

Mar, mar sale de mis ojos y no puedo detener este oleaje que no se de tiene, busca salida y quién soy yo para impedírselo. 

Y hacía mucho que no lloraba, hacía mucho que no me acurrucaba en mi cama con unas melodías simples. 

Supongo que era necesario. 

sábado, 21 de enero de 2017

Escorpio

Un Escorpio es emocional, decidido, poderoso y apasionado. Recita la descripción de mi horóscopo como si fuese tan fácil andar por la vida así. Como si constantemente no fuera un manojo de ansiedad, emociones y dudas que no me dejan en paz. 


¿Acaso podría salvar a alguien? ¿Acaso podría salvar a alguien si a veces no creo ni poder salvarme a mi?



Es solo esta idea de querer salvar a alguien, de querer guardarlo para ti, para siempre, con la esperanza de que todo estará bien, aunque no vaya a estar bien. Quizá es eso, quizá es esa inevitable idea de que algo no sucederá, y que probablemente sí suceda. 


Por las mañanas todo va bien, la luz del atardecer vislumbra el fin del día perfecto venir, pero luego nada, sólo dudas, solo nervios. Solo el constante sentimiento de desconsuelo, de desconcierto, de incertidumbre. 

Una noche turbia, una luna que no me acompaña, un insomnio interminable. Un futuro inconstante. 




Poesía cursi

Piensa en nada, olvida todo lo que ya sabes. 

Piensa en lo profundo, y en lo cercano, piensa en el ayer y en el hoy, piensa en lo fortuito, piensa en lo inesperado. 

Que sepan que te amo, que sepan que te veo a mi lado al despertar, que sepan qué hay un hombre al que amo sin cesar. 

Que sepan que te mentí, que sepan que en el pasado fallé, que hice nada por tenerte, pero te quise, y te quiero como ayer. 

Te miro a mi lado, te miro sonreír, te miro saltar, te miro soñar. Miro tus pies, miro tu andar, miro tus manos, te miro el piano tocar. 

Me miro en el espejo, me noto diferente, me noto más erguido, me noto más amable, me noto enriquecido, me noto un hombre nuevo. 

Que dicha de la vida, que dicha del azar, que dicha del destino, que dicha de mis dias en los que a mi lado tú estás. 

Que dichosa es la vida, que dichoso es mi andar, que dichosa la tarde que con su luz tu figura ha de delinear.  

Cada vez que piso, cada vez que corro, cada vez que un aliento tomo, cada vez que sueño, cada vez que siento, pienso en ti sin parar. 

Cada vez que anhelo, cada vez que huelo, cada vez río, cada vez que gozo, cada vez es más fácil mi amor por ti desbordar. 

Que piensen lo que quieran, que sepan que te amo, que sepan que te miro a mi lado. Que dichosa es la vida, que dicho es mi vida cada que un aliento me has de regalar. 






martes, 3 de enero de 2017

TO DO LIST

Heme aquí, sentado una noche más frente al computador, una vez más. Una vez más con mil y un interrogantes en la cabeza, preguntas que vienen y van, se asoman, se alejan, se incrustan en mi memoria, se pierden entre las neuronas o simplemente martillan dejando adoloridos a los pensamientos.

Probablemente esas  interrogantes nunca cesarán en mi cabeza, ni en la de mis amigos, ni en la de cualquiera de las personas de mi generación, que día a día nos preguntamos y nos atemorizamos del que haremos hoy, del que haremos mañana, del que haremos el resto de nuestras vidas.

Heme aquí, sentado una noche más frente al computador, una vez más. Una vez más comenzando un año, y tratando de enlistar algunas cosas que considero importantes para hacer en este 2017. A veces creo que es estúpido escribir una lista de lo que nos proponemos a hacer. Muchas de las cosas que he hecho y que más felicidad me han traído jamás han estado en una de esas listas, incluso jamás pensé en desearlas o llegar a tener.

Es frustrante este sentimiento que se que se avecina, se acerca lentamente, y que desde hace un tiempo no me deja estar tranquilo, a solas, llego a insertarse en mi cerebro para tal vez no irse jamás.

Lo noto en mí, lo noto crecer, lo noto en los demás, lo noto crecer en los demás, no me deja en paz, no los deja en paz.

Continuaré escribiendo una lista que con el tiempo se volverá pequeña o quizá muy grande, una lista que parecerá muy ingenua, una lista que quizá este vacía aunque parezca llena de letras, una lista que se consume a sí misma, que me consume con ella.

Las cosas cambiarán pronto, para siempre y yo no tendré más que lo que he aprendido. Ni palabras, ni letras.

"No busques palabras donde no hay, te digo. No busques palabras donde no hay, te decía. No busques palabras donde no hay. Yo estoy aquí para. No hay que buscar, no hay que buscar, ¿para qué? Ya llegaste, ya has llegado."