Voy a escribir sobre la persona que amo,
aquella a la que he olvidado muchas veces,
dejando varada por ratos.
La oculté por un tiempo en un mueble,
la llené de ropa bonita,
y le di cerveza fría.
Le dije que sus sueños eran una vergüenza,
y que su piel era casi tan fea como su cara.
Le puse una máscara para encajar entre los otros,
y a veces la regañé por sus pensamientos tontos.
Pero hoy, quiero liberarla, dejarla salir.
Darle un fuerte abrazo y decirle que le debo tanto,
que ha sido fuerte, que ha sido valiente.
Que estamos aquí gracias a ella.
Le debo tanto,
le quiero dar todo.
Me debo tanto.
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