Ya olvidé desde cuando es parte de mí, nunca supe de donde vino y tampoco sé cuando se irá, pero ha erosionado mi coraza y sigo sin poder soltar.
Arde como una tormenta, hiere cuando pienso en ella, y a pesar de mi poder inaudito, sigue alimentándose de lo que queda de mi.
Dios griego, disminuido a menos que sol, ya no queda nada, mientras vives en mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario