Habito en mi piel, un lugar recóndito del color del piloncillo, grietas existen por doquier.
Y a veces mi piel ya no era mía, a veces era tuya, últimamente era tuya, y ahora que me la has devuelto ya no quepo en ella, ya no es para mí, ahora es tuya, aunque ya no la quieras.
Y tampoco es mía, porque tampoco la quiero.
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