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martes, 31 de diciembre de 2019

lo que oí, lo que ví, lo que sentí

Cubro mis ojos con mis manos, en el medio de la acción. Encapsulo la memoria para poder volver a ella en el futuro. Descubro mi mirada, estoy ahí, en el medio, vivo.

Volver al pasado es un súbito calambre, es un acto de valentía, es un susurro al corazón.

Porque inevitablemente vivimos midiendo al tiempo, y duele dejar ir a esta década que se va, porque fui en ella.

A veces y todavía a veces, me olvido de mi, me disculpo por ello. Por dejarme de lado cuando al final soy lo único que tengo. 

Me tuve sólo a mi en la ansiedad de la noche, en la solitaria parada del autobús, en el llanto alcoholizado, en la pecera circular, en el pasado roto. 

Y se va mi yo, el que rie, el que llora. El de las borracheras, el de la indecisión a flote. 

Se va un yo que vivió, que mintió, el del miedo a verse como era, que escapó, que amó, que escuchó su música triste al caer la noche, que escribió estos textos a deshoras de la noche, que se falló. 

Y esto yo que se va, no volverá a existir, morirá, junto con la nube de lluvia, junto con el futuro a tu lado, junto con los miedos
ingenuos, y esperando que ya nada se pegue a mi. 

Otro yo que se acaba, y las canciones, y las películas, las sensaciones, esas se irán conmigo, a una nueva vida lejos de mi. 

Porque al final, soy lo que vi, lo que escuché, lo que sentí, lo que amé.

Y lo que pasó en la década ya fue, y sucedió y nos hará mejores. 


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