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viernes, 29 de marzo de 2019

EL LUGAR MUDO

La música que sonaba en el bar era quizá lo menos importante, tampoco importaba lo que habían bebido, la ropa que traían puesta o con quienes estaban. Bailó con él sin pena, sin miedo a ser visto y con una sensualidad que se le escapaba por sus poros, por sus ojos y por su boca olor tequila.
En medio de la oscuridad y frente a las luces del DJ, lo besó como si hubiera sido su primer amor, como si la vida se le fuera en besarlo, como si hubiera tenido que esperar una eternidad para poder hacerlo. 

Y no lo juzgó, no puso pruebas, no puso dudas, paso por alto las claves, solo lo besó. 

Y anhelaría en noches solitarias en las que pensamientos secretos se asomaban en su cabeza que ese hubiese sido su primer beso, pero sobre todo, anhelaría haber vivido en ese momento para siempre. 

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