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lunes, 2 de noviembre de 2015

Historias inventadas

Los humanos decimos mentiras por naturaleza, es una habilidad natural que traemos desde que nacemos, todo sea por evitar un castigo, un problema o alguna situación penosa. La mentira puede ser un arma excelente si se emplea correctamente. No hay nada más valioso que una mentira bien contada, bueno, sí lo hay. No hay nada más valioso en este mundo que la famosa verdad, ese pedazo de mundo en el que no caben las dudas, las mentiras ni los susurros.

Son muy pocos los humanos que se atreven a hablar completamente con la verdad, a todos nos da miedo enfrentarnos a ese sentimiento de completa desnudez espiritual, evidenciando los hechos como son, como se sienten. Quizá es por eso que pocos se atreven, a nadie le gusta lucir débil, quedarse totalmente al descubierto ante alguien más. 

Por más que querramos ser sinceros, siempre habrá algo de falso en las palabras que pronunciamos, incluso en nuestros propios pensamientos nos mentimos a nosotros mismos, como ya dije, todo sea por no lucir débiles. 

A veces prefiero escribir la vida de los personajes que he creado, sufriendo o gozando sus decisiones y sus consecuencias. Es más divertido que andarme complicando mi propia vida. Creo que a eso se debe que la mayoría de las personas de nuestra época se refugien en las redes sociales, en películas o libros, incluso en las bobas telenovelas, es más fácil sufrir por las desgracias de otros que andarnos mortificando por las nuestras. Incluso podría decir que a veces nos llenan más los triunfos de otros que los nuestros. Es más cómodo, es más seguro. Qué sentimiento tan mediocre,  pero tan útil. Escapar de nosotros mismos por el miedo. Escapatoria fácil para los idiotas. 

Pero ¿qué son las películas, libros, etc? Al fin y al cabo no son más que historias inventadas en las que nos refugiamos, ¿lo ven? Se los dije, a los humanos nos encanta mentir, pero más que nada, nos encanta mentirnos. 

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