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viernes, 5 de octubre de 2012

La ciencia de estar solo.

Por alguna razón extraña cada vez que se acerca octubre y los meses siguientes, llegando hasta principios de febrero surge en mi un sentimiento de depresión constante, no tanto así como para lanzarme de un balcón o tirarme a las vías del tren, pero es una sensación de inconformidad, podría definirlo así y conozco la razón.
Quien sabe porque siempre me suceda esto en esta época del año cuando la temperatura disminuye y las celebraciones en las que los recuerdos están a flor de piel inician, quizá sonará como a película boba americana, pero aveces alguien que te abracé en estas fiestas en algo muy bonito.
Y es que aveces aunque uno este rodeado de amigos, y con toda su familia en casa dando alegría uno se siente solo, más solo que la leche agria que nadie se quiere tomar o más solo que la escuela en verano, pero es que, así me siento, así, ver a las parejas tontas besándose es algo que me da curiosidad, pues surgen preguntas al respecto ¿por qué no estoy así? ¿por qué ellos sí y yo no?, pero después pienso en otra cosa y quito esos pensamientos bobos de mi mente y luego surgen a mi escenas de películas románticas idiotas y me deprimo y pongo The Scientist de Coldplay y cosas así o más deprimentes y tomo una navaja y me corto las venas mientras veo El diario de Bridget Jones, tal vez exagero, pero es feo sentirse así.
Bien dicen que al amor no es para siempre, y que el amor duele, pero gracias a eso aprendemos a ser mejores, y tener algunas historias que contar para las reuniones entre amigos dentro de 30 años, sueno quizá muy melodramático  pero es que el amor es así, no puede ser de otra forma y es que aunque no parezcan importarme esas cosas, claro que pienso en ello.
Así denomino a la época Cristobal-Valentin, osea de octubre a febrero, la más deprimente.

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