Seguidores

lunes, 21 de marzo de 2022

INCONSCIENTE

A menudo y a veces por aburrimiento consumo y vivo del alcohol. Tomo la botella más cercana y me dejo caer en sus notas para olvidarme de lo que soy o de lo que creo que soy. 

Ya no importa el día, ni la hora. Bebo sin medida y a veces hasta acabar inconsciente, me lleno para luego vaciarme, para que de a poco se me olvide la melancolía de mi interior. 

El calor de la ciudad coopera para que las noches se llenen de ese elixir embriagante, me regodeo en mi música triste y estas letras que se hacen paso por mi boca  hasta mi sistema nervioso. 

Me veo como esas botellas de cristal o plástico, tan traslúcidas como mi dolor latente y persistente en mi piel. Es tan fácil que los demás me lean. Si estoy triste, enojado, feliz o alocado, da igual. Es fácil que me lean. 

Me gusta pensar en el alcohol y en como nos parecemos. Doloroso, intenso y embriagante, traslúcido y me gusta recordar todas esas noches que terminaron mal, las atesoro con cariño, incluso aquellas donde terminaba inconsciente, llorando como un niñato perdido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario