Hay batallas que me he tenido que tragar solo. Sin decirle a nadie más. Miro en la ventana todo aquello que queda en el ayer, lo que fui, lo que ya no es, lo que dejó de ser. Y me duele.
Me miro de frente, otra vez con la mirada cansada y con el sentimiento de que nada nunca se va a terminar. Que todo estos errores que siento, son para siempre, tal vez.
No tengo más miedo, ni rencor. Pero tengo dudas, y tengo dolor. De lo que soy, de lo que fui, de lo que seré.
Golpea una vez más, el calor y tengo que tragarmelo todo una vez más.
Y espero que al cerrar mis ojos, al abrirlos al otro día, todo cambie, y no sentirme a solas, en el medio del dolor, no quiero sentir que tengo que guardármelo todo una vez más.
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