Desperté, hice café y pensé por un momento que ya todo lo tengo. Al menos en esta vida.
Pero ¿qué hay de la otra? o de las otras. Las que he dejado atrás, las que se han quedado atrapadas o en alguna bifurcación, aquella anécdota no ocurrida o la vez que no me quede en algún lugar. Con quienes me habré topado, a quienes habré conocido.
Me arden los labios, las yemas de los dedos. Pienso en las veces que perdí un destino distinto por tener miedo o por sentirme ajeno. Las noches que he pasado anhelando un presente alterno o cuando he llorado al sentir que ya no doy para más.
Me escapo a veces, y entre letras me invento lo que habrá sido de mi. Donde yacerán sus sueños, en que brazos se quedaron dormidos o cuantas cervezas habrán compartido a la luz de la luna.
Bebo el café que me devuelve a esta, la cocina de mi presente. Y esta mañana, decido alegrarme por lo que creo que soy, y sonrío porque al menos esta vida, se sienta un poco más mía.
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