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miércoles, 13 de julio de 2016

Antes de ir a dormir

Cuando algo ciertamente triste ocurre en mi día, siempre termino yéndome a dormir escuchándote un par de canciones melancólicas, pero hoy decidí que no sería así. 

Me propuse disfrutar de lo que estoy viviendo, enfocarme en el ahora sin pensar lo que pueda llegar o no llegar a ocurrir en el futuro. Me propuse no pensar las cosas de más, y simplemente hacerlas por el simple placer de hacerlas. Hoy decidí irme a dormir escuchando una que otra canción clásica. 

Siempre he creído que la música clásica tiene el don de hacernos sentir completos al momento de invadir nuestros oídos. Por su simple belleza y tranquilidad que algunas piezas pueden brindarnos. 

Y sin darme cuenta, me topé con una melodía que tenía mucho tiempo sin escuchar, una melodía que hace mucho tiempo me acompañó en varios momentos llenos de tristeza, en momentos de desconcierto, de agonía. Y que me reconfortó en aquellas noches de adolescente en las que las lágrimas rodaban por mis mejillas. 

No entiendo como su tranquilidad y belleza me daba el aliento para dejar salir todo ese dolor que había dentro de mí. 

Hoy, después de mucho tiempo, vuelvo a tratar de dormir escuchando esa melodía, pero con la mentalidad de que todo puede pasar. Con pensamientos llenos de tranquilidad y fortaleza. Una vez más vuelvo a creer en mí. 

Bajo la mirada, pero solo para observar a mi nube de lluvia, que siempre me recordará que la vida es simplemente hermosa y tristemente dolorosa al mismo tiempo. Y que ver llover es hermoso, pero es aún más hermoso mojarnos bajo la lluvia. 



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